En los momentos previos a irse de vacaciones todo es excitación, estamos nerviosos con ganas de que llegue el día del viaje, desconectar de la rutina diaria y dedicarnos a nosotros por unos cuantos días. Da igual que el viaje sea una corta escapada de fin de semana que las vacaciones de verano, con tiempo suficiente como para resetearnos y volver al trabajo con las baterías recargadas.
En los días previos, toda nuestra atención está centrada en la organización de los traslados de un lugar a otro, de que no se nos olvide nada que meter en la maleta, de recabar la información de los lugares que vamos a visitar…
Entre todas las cosas que estamos organizando, no se nos debe olvidar viajar con nuestra salud cubierta ante posibles percances, es decir, contratar un seguro de salud para las vacaciones.
En el caso de que tengamos un seguro de salud que nos cubra durante todo el año, lo primero que deberemos hacer es estudiar las condiciones y coberturas que nos ofrece en el caso de que nuestro destino de vacaciones se encuentre más allá de nuestras fronteras.
Pero de no ser así, es muy aconsejable contratar un seguro de salud para que puedas hacer frente a las posibles emergencias médicas en el extranjero.
Acostumbrados a nuestro sistema de salud donde los tratamientos son gratuitos, nos puede extrañar que en países como Estados Unidos, el gasto de un traslado en avión medicalizado hasta nuestro país puede ascender a aproximadamente a los 50.000 euros.