Más habitantes, más residuos, algunos de ellos peligrosos para la salud y el medio ambiente. Los puntos verdes son parte de la solución a esta montañosa problemática.
¿Qué son los puntos verdes? También conocidos como puntos limpios, son espacios habilitados para depositar todos aquellos residuos domésticos que no tienen cabida en los contenedores normales. Recogen popa, calzado, cartuchos de tinta, tóneres, aparatos eléctricos y electrónicos, aceites de cocina, cables eléctricos, neumáticos pequeños, aerosoles y espráis, baterías de coche, cosméticos, radiografías, pilas, aceites de motor, pinturas y barnices, fluorescentes y bombillas, cápsulas de café monodosis (plástico y aluminio), etcétera.
La mayor parte de localidades disponen de puntos verdes y algunas ciudades o regiones poseen puntos verdes móviles. Las personas a título individual no deben pagar nada por depositar sus residuos en puntos verdes. Es un servicio gratuito que tiene como objetivo facilitar una correcta y segura gestión de los residuos. Correcta porque su función es separar los materiales y canalizarlos hacia las instalaciones pertinentes para que sean reciclados o bien sacados de la circulación sin perjudicar el medio ambiente en caso de no poder tener una segunda vida. Y segura porque algunos de los materiales o sustancias pueden ser peligrosos para la salud.
Los puntos verdes reducen la contaminación de los residuos
Los residuos se han convertido en un grave problema medioambiental y de salud. Un problema que los puntos verdes tratan de combatir. Una parte importante de los desechos acaba en los medios terrestre y marino, contaminando suelos, ríos y mares. También contaminan el aire que respiramos a medida que se van degradando e, indirectamente, el agua que bebemos y la comida que ingerimos.
En los océanos y mares, la basura se ha convertido en una gran preocupación. Los pescadores ya pescan más desechos que peces y muchas especies marinas corren un grave peligro al quedar enredadas entre la basura o al ingerirla. Tal es la magnitud del problema que se han formado islas de plástico flotando en el mar…
Los residuos que sí son recogidos y que acaban en vertederos, también contaminan. Los vertederos liberan metano, un potente gas de efecto invernadero vinculado al calentamiento global. Por otro lado, si estas instalaciones están mal construidas o están gestionadas de forma deficiente, también pueden acabar contaminando el suelo y el agua.
Del buen funcionamiento de los puntos verdes depende, en parte, que no se formen islas de plástico o que se contaminen los suelos. Ellos son una de las herramientas que posibilita que los residuos dejen de ser residuos para ser reciclados y convertidos en nuevas materias primas.
En la base de la economía circular
La economía circular es un modelo económico que propone acabar con la actual dinámica del “extraer, producir, desperdiciar”. Plantea que no tiene sentido extraer recursos de un planeta finito, manufacturarlos con procesos productivos que requieren de más recursos (energéticos, hídricos…), para acabar generando residuos sin salida. En su lugar, proponen que los materiales ya extraídos no se conviertan en residuos una vez finalizada su vida útil, sino que sirvan de nuevo como materiales en un círculo infinito. Se pueden decir que en la economía circular los residuos dejan de ser un problema porque simplemente dejan de existir.
Los puntos verdes, como centros receptores de desechos para su reciclaje, se encuentran en la base de la economía circular. Son parte de la solución para que los residuos dejen de ser un problema de salud, ambiental y también económico, porque su gestión y desaprovechamiento suponen elevados costes monetarios. La mano de obra y otros insumos (suelo, energía, etc.) utilizados en las fases de extracción, producción, difusión y consumo también se pierden cuando se desechan las sobras de la economía. Además, la gestión de residuos cuesta dinero. La creación de una infraestructura para la recogida, la clasificación y el reciclado es cara, sin embargo, una vez que se ha puesto en marcha, el reciclado puede generar ingresos y crear puestos de trabajo.
Reducir, reutilizar y reciclar
Los europeos producen una media de 481 kilos de residuos urbanos al año. Si se aplicara el que se conoce como las tres erres (de reducir, reutilizar y reciclar) esta cantidad se reduciría notablemente. Incluso podría llegar a ser cero, como plantea la economía circular. Según la regla de las tres erres, antes de tirar un desecho al contenedor de reciclaje correspondiente o bien llevarlo a un punto verde, es necesario intentar evitar la generación de ese residuo o bien reutilizarlo, dándole una segunda vida.
Otras erres que se han subido al carro son rediseñar, reparar, renovar y recuperar. Rediseñar para fabricar productos teniendo en cuenta su durabilidad, posibilidad de ser reparados y reciclaje. Reparar porque tratar de arreglar siempre es una mejor opción para el medio ambiente y el bolsillo que comprar uno nuevo. Renovar entendido como tratar de actualizar todos aquellos objetos antiguos para que puedan volver a servir para aquello para lo que fueron creados. Y recuperar aquellos materiales que ya han sido usados para reintroducirlos en el proceso productivo.
La nueva ley de residuos
La nueva ley de Residuos y Suelos Contaminados española, enmarcada dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, trata reducir la generación de residuos. A grandes rasgos, introduce dos nuevos impuestos: uno sobre los envases de un solo uso y otro que grava el depósito de desechos en vertederos y la incineración. Desde el punto de vista de los puntos verdes, es una gran noticia, puesto que subraya su función recicladora al penalizar los vertederos y la incineración.
La normativa es un paso adelante hacia la economía circular. Esa economía que quiere acabar con el usar y el tirar y que tiene en la base instalaciones como los puntos verdes. Unos puntos que todo ciudadano tiene la obligación de conocer y utilizar.