Basura: cómo afectan nuestros residuos al cambio climático

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La basura que generamos puede tener un gran impacto ambiental y ocasionar emisiones de gases efecto invernadero que contribuyen al cambio climático

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De la materia orgánica a envases y otros plásticos: la basura que generamos

Los residuos pueden clasificarse según su composición, tal y como explica a Alicia Bayón, doctora en Ingeniería Química y Ambiental. Así, existen los orgánicos (de origen biológico, como plantas o alimentos), inorgánicos (cualquiera que no sea biológico, como un plástico o un metal), las mezclas de residuos (incluyen los dos anteriores) y los peligrosos (cualquiera con potencial altamente tóxico o peligroso, como los disolventes o las pinturas).

“También hay una categoría de residuo especial denominada residuos sólidos urbanos (RSU), que se refiere a lo que comúnmente llamamos basura”, afirma la experta. Este grupo está compuesto por desechos domésticos de distinta naturaleza. En España, en 2018, los RSU estaban compuestos en su mayoría (37%) por materia orgánica, según recoge Statista citando datos de Ecoembes. Entre los residuos inorgánicos, había envases comerciales (19%), otros plásticos (13%) y envases domésticos como latas y briks (8%).

Cada año se generan en el mundo 2.010 millones de toneladas de residuos sólidos municipales, según el Banco Mundial. Su gestión y tratamiento industrial es uno de los principales contribuyentes al cambio climático, como apunta una investigación publicada en la revista Geography Compass.

Otro estudio difundido en Local Environment indica que la gestión de residuos afecta al cambio climático debido a las emisiones de metano de los vertederos, la recuperación de energía a partir de residuos o el transporte de desechos de larga distancia.

Las emisiones de gases de efecto invernadero de la materia orgánica

“Aunque la materia orgánica puede parecer un residuo inocuo (muchos pueden pensar que se descompone y abona la tierra), en realidad esa idea dista mucho de la realidad”, subraya Bayón.

El desperdicio de alimentos se está convirtiendo en un problema global cada vez más importante debido a sus implicaciones económicas, sociales y ambientales, según un artículo publicado en la revista Sustainable Production and Consumption.

Miguel Ángel Muñecas Vidal, químico especialista en sostenibilidad que nos ha prestado sus superpoderes, explica a que cuando los alimentos acaban en la basura, esto implica que toda la energía (petróleo, gas, carbón, etc.) empleada para producirlos, transportarlos y luego desecharlos, “directamente se pierde”. “Por no hablar de los fertilizantes, pesticidas y similares usados en la producción (que también pueden generar emisiones de gases de efecto invernadero)”, señala.

basura cambio climático desperdicio de alimentos
No solo desperdiciamos la comida, sino todos los recursos necesarios para obtenerla

La descomposición de la materia orgánica puede seguir dos procesos, según explica Bayón: la digestión aeróbica (compostaje) y la anaeróbica (biometanización). El compostaje es la transformación biológica de la materia orgánica en productos conocidos como compost que se emplean como fertilizantes. “Se realiza en presencia de oxígeno y en condiciones de humedad, pH (medida del grado de acidez o alcalinidad) y temperatura controladas”, añade la experta.

Por su parte, la biometanización “es un proceso biológico acelerado artificialmente, que tiene lugar en condiciones muy pobres de oxígeno o en su ausencia total, sobre sustratos orgánicos”. Como resultado, “se obtiene una mezcla de gases formada por un 99% de metano y dióxido de carbono y un 1% de amoníaco y ácido sulfhídrico”.

Bayón explica que si la biometanización no está controlada, puede ser responsable de emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo así al cambio climático. En DKV 360 ya os hemos hablado del origen y las consecuencias del metano.

Varias investigaciones han analizado las emisiones de metano. También algunos satélites han detectado cómo múltiples vertederos de todo el mundo liberan grandes cantidades de este gas. Alejandra Paola Matus, científica ambiental especializada en sustentabilidad y cambio climático que nos ha prestado sus superpoderes, explica que los vertederos son, a nivel global, la tercera fuente antropogénica (de origen humano) de emisiones de metano.

El impacto de la basura inorgánica en el cambio climático

Además de la materia orgánica, la inorgánica (como los plásticos) también deja una huella ambiental. Este tipo de residuos pueden contribuir al cambio climático si son incinerados y también hay que tener en cuenta los gases de efecto invernadero previamente emitidos durante su proceso de fabricación.

Todos los productos manufacturados utilizan recursos naturales como agua, combustible, metal o madera en su producción y esto resulta en la emisión de gases de efecto invernadero, particularmente dióxido de carbono y otros contaminantes”, afirman desde la Secretaría del Programa Ambiental Regional del Pacífico.

A ello se suma que ocho millones de toneladas de plástico acaban en los océanos cada año, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Una vez en el agua, Muñecas explica que se descomponen lentamente por la luz del sol y el calor generando CO2 y etileno (dos gases de efecto invernadero). “A mayor temperatura del agua, mayor actividad degradativa y mayores emisiones de gases”, afirma.

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Infografía: impacto ambiental basura

Consejos para minimizar el impacto de nuestra basura

Existen algunas recomendaciones para minimizar el impacto de la basura que generamos que, como hemos visto, influye negativamente en el cambio climático. El ingeniero industrial que nos ha prestado sus superpoderes Miguel Pantoja hace hincapié en que todos los objetos que compramos “llevan asociada su mochila de CO2”. “Tenemos que dejar de consumir desaforadamente, así reduciremos los residuos y las emisiones de este gas”, afirma.

Los expertos consultados coinciden en que no se deben comprar más alimentos de los que pueden consumirse en un plazo razonable sin tener que tirarlos a la basura. Muñecas también aconseja llevarse a casa la comida sobrante de los restaurantes y tener más en cuenta la distinción entre ‘consumo preferente’ y ‘fecha de caducidad’. Así “puede que más de un alimento en buen estado se salve de ir a la basura”.

En algunas ocasiones, según Muñecas, puede ser preferible comprar productos congelados como alternativa al fresco, ya que su período de conservación es mayor. El experto señala que algunos alimentos del supermercado, como el pescado, a veces son descongelados y tienen una mayor probabilidad de ser desperdiciados si no se consumen en muy pocos días.

Para aquellas personas que tengan jardín, es aconsejable usar los residuos orgánicos para hacer compost. “Es muy sencillo, no huele y es una buena alternativa ecológica al fertilizante para el jardín. Además de que evitaremos emisiones de CO₂ en la cadena productiva, algo ahorraremos”, añade.

También sería recomendable, según el experto, limitar el uso de plásticos y reusarlos antes de tirarlos si es posible.

 

“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.