Pellets de plástico: que son, para qué sirven y cuáles son sus riesgos
Los pellets de plástico se encuentran en el medioambiente de todo el mundo. Su vertido accidental afecta a la vida marina, que los ingiere al confundirlos con comida, además de implicar un riesgo para la salud humana.
Estas pequeñas bolitas de plástico del tamaño de una lenteja se utilizan para fabricar la mayoría de nuestros productos de uso cotidiano. Desde bolsas plásticas o envases para alimentos hasta piezas de vehículos o jeringuillas. Pero las fugas de granza al medio natural suponen un serio problema de contaminación global por plástico. Esto es lo que debes saber sobre los pellets de plástico: qué son y qué contienen, para qué se usan y cómo pueden afectar tanto a los ecosistemas como a la salud de las personas.
¿Qué es un pellet de plástico y de qué está compuesto?
El pellet o pélet de plástico, también denominado «granza» o «nurdle» en inglés, son polímeros que la industria del plástico utiliza para la fabricación a gran escala de multitud de productos para la vida cotidiana, así como para uso industrial y médico. En otras palabras, es la materia prima con la que se fabrican los productos plásticos.
Se trata de pequeñas esferas de plástico de entre 1 y 5 milímetros de diámetro. Su composición varía dependiendo del uso que se les de. Pero generalmente, los pélets de plástico están compuestos de polietileno (PE), polipropileno (PP), poliestireno (PS), tereftalato de polietileno (PET) y cloruro de polivinilo (PvC), entre otros tipos de plásticos.
¿Para qué se utilizan los pellets de plástico?
Estos gránulos de plástico se pueden fundir y adoptar la forma que se desee para fabricar un determinado producto, tal como explica la Asociación Española de Industriales de Plástico (ANAIP). Existen infinidad de artículos compuestos de estos materiales plásticos.
Según datos de Plastics Europe, más de 50 000 fabricantes en todo el mundo emplean este material industrial para la elaboración de productos de plástico, como por ejemplo: botellas de plástico, bolsas, envases alimentarios, cubos y contenedores, cables, tuberías, piezas mecánicas, recubrimientos, biberones, juguetes y catéteres.
¿Cómo afectan los microplásticos de pellets al medioambiente?
La granza es uno de los principales contribuyentes a la contaminación por microplásticos. Los derrames accidentales provocan que un gran número de estas bolitas de plástico sean arrastradas a los océanos, donde la contaminación por pellets altera el ecosistema, afecta a la vida silvestre y supone también una amenaza para la pesca.
En el medio marino, los plásticos atraen y concentran contaminantes a niveles tóxicos. Por ejemplo, se han detectado toxinas bioacumulativas persistentes como PCB (policlorobifenilos) o HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos) en pellets recolectados en las costas escocesas o de Japón a niveles millones de veces superiores a los del agua circundante.
Los pellets de plástico se han encontrado a menudo en el tracto digestivo de varias criaturas marinas, causándoles daños fisiológicos al filtrar los plastificantes. Las autopsias de gaviotas o frailecillos han detectado estos microplásticos en sus estómagos. De acuerdo con Greenpeace, peces y aves los ingieren al confundirlos con alimentos, pues parecen «pequeños huevos», y las toxinas que los recubren pueden entrar así en la cadena alimentaria.
¿Son peligrosos para la salud humana?
Aunque los peces pueden presentar concentraciones elevadas de microplásticos, «dado que están presentes principalmente en el estómago y los intestinos, por lo general son eliminados y no constituyen una fuente importante de exposición», explica en un informe la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
No ocurre así —añaden— en «el caso de los crustáceos y mariscos bivalvos pues, al consumirse también su tracto digestivo, podrían llegar al consumidor más directamente». Además de en los productos de la pesca, que son los más afectados, también se han detectado microplásticos y nanoplásticos en la sal marina, la miel o la cerveza.
Se desconocen aún los riesgos exactos del consumo de microplásticos en la salud. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) calificó de «riesgo emergente» la presencia de micro y nanoplásticos en los alimentos. No obstante, constató la escasa información científica disponible al respecto. Actualmente, se trabaja en la recopilación de más datos para una correcta evaluación del riesgo para los seres humanos.
Medidas contra la contaminación por pellets plásticos
Para evitar que los pellets acaben en el medio natural y aprovechar al máximo la materia prima, la industria de los plásticos puso en marcha el programa Operation Clean Sweep@ (OCS), al que la industria española se adhirió en 2016 y que cuenta con el respaldo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Esta iniciativa de carácter voluntario se basa en la autoevaluación y buenas prácticas de limpieza y control de las empresas. Las compañías deben localizar los puntos de sus instalaciones en los que pueden producirse fugas de pellets. De acuerdo con ANAIP, en España todas las empresas productoras y buena parte de las transformadoras están ya adheridas al OCS.
En línea con la iniciativa OCS, la Comisión Europea ha publicado su propuesta de Reglamento sobre la prevención de pérdidas involuntarias de pellets de plástico. La propuesta de la CE busca que todos los operadores que manipulen granza en Europa adopten las medidas preventivas oportunas para reducir hasta un 74 % la llegada de pellets a los ecosistemas.
Asimismo, organizaciones medioambientales de todo el mundo trabajan de distintas formas para generar conciencia sobre este problema. Como Nurdle Hunt, un proyecto ciudadano que mapea la contaminación de pellets de plástico a nivel mundial. Los datos recopilados se utilizan para que la industria y los responsables políticos se comprometan activamente a desarrollar soluciones para acabar con la contaminación global por pellets.
Por Elisabeth Lahoz