Las redes de pesca y su impacto ambiental

Cada año se pierden en el mundo el 5,7% de todas las redes de pesca utilizadas, provocando efectos muy negativos para el ecosistema marino

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Los materiales o aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados de los aproximadamente 4,6 millones de barcos pesqueros marinos del mundo son un factor de riesgo importante para los ecosistemas costeros y marinos, según una investigación publicada en la revista Scientific Reports. Cuando las redes de pesca acaban en el mar, siguen capturando animales (que, en ocasiones, mueren) y dañan a otros organismos como los corales, las algas o las esponjas. Además, pueden suponer un riesgo para algunos barcos, con las consiguientes consecuencias de que ocurra un accidente y dañe al medio marino.

Por qué las redes de pesca terminan en el mar

“Las redes de pesca acaban en el mar con bastante frecuencia y tienen un gran impacto negativo en la fauna marina”, afirma a Isabel Marín, experta en biología marina del Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

De hecho, como señala una revisión publicada en la revista científica Fish and Fisheries, cada año se pierden en el mundo el 5,7% de todas las redes de pesca utilizadas, lo que conlleva graves impactos ambientales y socioeconómicos.

Estos aparejos pueden terminar en el mar por múltiples motivos, según cuenta Elsa Cuende, experta en tecnologías pesqueras del centro científico y tecnológico AZTI, y recoge un artículo publicado en la revista científica Frontiers in Marine Science. Por ejemplo, debido a condiciones meteorológicas adversas, al efecto de las corrientes y el oleaje, a que se enganchan en el fondo marino o a la interacción con algunos animales. También pueden influir la falta de experiencia en la operativa de pesca o de conciencia social por parte de algunos pescadores que, en ocasiones, pueden abandonarlas.

Las redes de pesca pueden tardar décadas en degradarse

Se han encontrado distintos aparejos de pesca en algunas de las áreas más profundas y remotas del océano, así como en muchas áreas marinas protegidas en todo el mundo, según explican desde la Fundación Save The Med, centrada en la conservación del mar Mediterráneo.

Cuende señala que este tipo de aparatos se fabrican con materiales resistentes, duraderos y no biodegradables. “Cuando se pierden, abandonan o descartan en el mar pueden pasar décadas produciendo impactos negativos, añade.

Los plásticos, presentes en algunos aparejos, rara vez se biodegradan. Una revisión publicada en la revista Environmental Toxicology and Pharmacology indica que normalmente se fragmentan en microplásticos y nanoplásticos a través de diferentes procesos.

Varias investigaciones señalan que estos microplásticos pueden tener efectos tanto en la vida silvestre como en los humanos. Por un lado, los animales pueden morir después de ingerir piezas desintegradas; por otro, es posible que los microplásticos de estos aparatos ingresen en nuestra cadena alimentaria. En DKV 360 ya os hemos contado cómo llegan a nuestro cuerpo y qué daños pueden causar en la  salud.

El tiempo de degradación, según Cuende, varía en función de los tipos de plástico que componen estos aparejos y de las condiciones ambientales del entorno (por ejemplo, de la luz o del efecto del oleaje).

Algunos animales marinos pueden morir asfixiados

Los materiales de pesca abandonados han afectado negativamente al 46% de las especies de la Lista Roja de Especies Amenazadas que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, lo que afecta a la biodiversidad, tal y como indica el informe El estado mundial de la pesca y la acuicultura, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).

“El mayor problema es que estas redes, hechas principalmente de nylon, tardan mucho tiempo en descomponerse, por los que pueden continuar pescando (lo que se denomina pesca fantasma) y matando tanto a peces como a muchos otros animales marinos que se pueden quedar enredados y morir asfixiados”, sostiene Marín. Por ejemplo, a tortugas, delfines, aves o leones marinos.

Los daños en los corales, las algas y otros organismos marinos

Las redes de pesca también pueden arrancar o dañar algunos organismos del mar, como los corales, las esponjas o las algas, según afirma a Ricardo Aguilar, director de expediciones de Oceana en Europa.

También “pueden aplastar a las especies del fondo o cubrirlas parcial o completamente, lo que evita o reduce su capacidad de alimentarse y reproducirse”. En el caso de las algas y las fanerógamas marinas (una especie de plantas que se encuentran entre los ecosistemas marinos más complejos y ricos del planeta), “pueden reducir sus tasas fotosintéticas (lo que puede complicar su supervivencia) e incluso provocar su muerte”.

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Foca atrapada en redes de pesca de plástico

Un artículo publicado en la revista Scientific Reports señala que este tipo de aparejos también pueden contribuir al transporte de especies exóticas invasoras y a la proliferación de algas nocivas.

Daños en las hélices de los barcos

Además de que los aparejos de pesca ensucian los hábitats marinos, la FAO subraya que plantean peligros para la navegación y la seguridad en el mar cuando flotan en la superficie. Las redes pueden enredarse en los sistemas de propulsión y hélices de los barcos, lo que puede desencadenar accidentes.

Del mismo modo, estos aparejos también pueden suponer un riesgo para los bañistas y submarinistas. Todos estos aspectos, según señala Cuende, pueden impactar negativamente en la economía y el turismo de las comunidades costeras.

 

“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV con contenido editorial de Maldita.es.