Reforestar y restaurar los bosques de la Tierra y preservar aquellos existentes puede contribuir a reducir en más de un 25% el CO2 acumulado en la atmósfera
La reforestación es cada ves más necesaria en nuestro planeta. A medida que el cambio climático se hace más patente, sus consecuencias se vuelven cada vez más visibles. La creciente actividad humana está liberando gases de efecto invernadero (GEI), especialmente CO2, que están provocando que el planeta se caliente irremediablemente y a marchas forzadas, a unos niveles que nunca antes habíamos experimentado.
Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), si seguimos contaminando al ritmo actual, en doce años los efectos sobre el clima global serán irreversibles. Por ello, se pone de manifiesto la necesidad imperiosa de reducir y detener las emisiones de GEI y extraer el carbono acumulado en la atmósfera para mitigar el calentamiento global y salvaguardar nuestro planeta. En este sentido, la reforestación es una solución óptima.
Reducir las emisiones no es suficiente contra el cambio climático
Aunque la evidencia del cambio climático es clara, todavía no hay un consenso sobre cómo afrontarlo. Desde impuestos de carbono, reformar el sistema de producción agrícola actual, hasta hacer una transición hacia energías sostenibles o cambios en la dieta y en la movilidad, son algunas de las acciones propuestas para reducir el uso de combustibles fósiles y las emisiones contaminantes derivadas.
Sin embargo, detener todas las emisiones ya no es suficiente. Hemos generado tanto CO2 y aplazado tanto el momento de pasar a la acción que estas estrategias, aunque necesarias, no bastan para retirar el exceso de carbono. Debemos encontrar otras formas de eliminar activamente el CO2 del aire, y una de ellas es la reforestación global, es decir, la plantación masiva de árboles. Una medida que ha tomado fuerza tras la publicación en 2019 de un artículo en la revista Science.
Un plan de restauración forestal global es clave para eliminar el exceso de carbono atmosférico
Si bien es cierto que los árboles por sí solos no pueden revertir el calentamiento global, no debemos menospreciar su incalculable contribución en la reducción del carbono de la atmósfera. Los árboles son un sumidero de carbono natural ya que, a medida que crecen, absorben CO2 y lo convierten en troncos, hojas y raíces. Mientras un árbol viva, ese carbono permanecerá en su interior.
En el antes mencionado estudio, los investigadores determinaron que la Tierra todavía tiene espacio para sustentar unas 900 millones de hectáreas de cobertura forestal, una superficie equivalente al tamaño de todo Estados Unidos. Esto da para la reforestación de más de 1 billón de árboles adicionales que, una vez maduros, podrían eliminar el 25% del exceso de CO2 y otros GEI de la atmósfera, compensado décadas de emisiones humanas.
Priorizar la protección de los bosques existentes y detener la deforestación
Ahora bien, plantar árboles no será efectivo a no ser que reduzcamos y detengamos la deforestación. Se calcula que el 15% de las emisiones de carbono anuales son resultado de la tala de árboles, porque cuando éstos se cortan, liberan el CO2 que habían almacenado devolviéndolo de nuevo a la atmósfera. De hecho, se estima que desde el inicio de la civilización humana hemos cortado más de la mitad de los árboles.
Y mientras que no se requiere de mucho tiempo para destruir un bosque, reemplazarlo puede tardar décadas. Por este motivo, no solo es esencial detener la deforestación sino también preservar los bosques maduros existentes y los ecosistemas naturales que tenemos.
Por otro lado, un programa de reforestación masiva bien planteado ayudaría a identificar las áreas deforestadas o degradadas y permitiría restaurar estos ecosistemas para devolverlos a su estado original. Sin embargo, por el momento, casi la mitad de los árboles que se están plantando son monocultivos, extensiones de terrenos con una sola especie de árbol establecido para su rápido crecimiento. Estas plantaciones pueden ser valiosas para la madera pero en ningún caso reconstituyen el ecosistema puesto que no contribuyen a la biodiversidad local ni a la protección de las comunidades frente a incendios u otras perturbaciones.
De aquí la importancia de la reforestación, teniendo siempre en cuenta información ecológica precisa para hacerlo de forma adecuada en los lugares adecuados. Por ejemplo, plantar árboles en el trópico, donde la deforestación ha causado importantes estragos, permitiría no solo recuperar gran parte de la masa forestal perdida y sus beneficios asociados, sino también capturar mayor cantidad de CO2 puesto que las condiciones de humedad y calor características de estas regiones favorecen un crecimiento más rápido.
Otros beneficios asociados a la reforestación y a la restauración forestal
Aparte de capturar carbono y reducir la contaminación y el cambio climático, hay muchas otras razones por las que plantar árboles alrededor del mundo y restaurar los ecosistemas puede ser beneficioso:
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Contribuye a restaurar y proteger el hábitat de muchas especies, fomentando e impulsando la biodiversidad. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el 80% de las especies animales y de las plantas terrestres viven en bosques.
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Permite perpetuar los múltiples servicios ecosistémicos y recursos que los bosques nos brindan (incluyendo agua limpia y materias primas como madera y alimento), constituyendo un sustento para las comunidades y una fuente de negocio local.
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Ayuda a promover la salud humana ya que los bosques y otros espacios naturales tienen múltiples beneficios para la salud y el bienestar. Por ejemplo, ayudan a reducir el estrés, previenen la obesidad y la diabetes o permiten fortalecer el sistema inmunológico.
Conclusiones
Restaurar los ecosistemas facilitando su recuperación al estado natural o mediante la reforestación es una de las soluciones más efectivas y eficaces de las que disponemos hoy en día para reducir el carbono atmosférico y combatir la crisis climática. Es relativamente económica al no requerir de tecnologías complejas y aplicable a gran escala con el conocimiento adecuado.
Aunque la propuesta ha creado controversia y ha habido detractores que han puesto en duda la plantación de árboles como una medida efectiva, debemos tener claro que plantar árboles:
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Representa una estrategia más en la lucha contra el cambio climático y no la única solución.
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No contribuirá a capturar el excedente de carbono si no disminuimos la deforestación y la quema de árboles para obtener energía.
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No debe desviar la atención de la necesidad de proteger, conservar y restaurar los bosques maduros existentes y otros ecosistemas naturales.
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No significa que podamos seguir con el ritmo de emisiones actuales o que no debamos preocuparnos más por nuestro modelo de consumo. Puede contribuir a abordar la emergencia climática pero solo si también reducimos las emisiones.
En DKV Seguros también queremos contribuir a reducir el impacto del cambio climático en la salud de las personas y en la del planeta. Por ello, hemos desarrollado Planeta Salud, nuestra estrategia contra el cambio climático con objetivo 2030. Entre otros metas, nos hemos comprometido a plantar al menos un millón de árboles antes de 2030, especialmente en los países del sur ya que son de los más afectados por la deforestación.