Las islas de plástico están acumulando basura rápidamente. Dejar de alimentar al «monstruo» desde tierra es el único modo de acabar con él
A diferencia de mares como el Mediterráneo, donde las corrientes no son lo suficientemente fuertes para transportar los desechos, que quedan dispersos o alcanzan las costas, en los grandes océanos del mundo estos tienden a acumularse en los giros oceánicos. A la Gran Mancha de Basura del Pacífico, descubierta en la década de los noventa, le han seguido otras «islas tóxicas». Estas islas de plástico y otros deshechos ocasionan graves consecuencias en los ecosistemas marinos y que incluso llega a nuestra mesa. ¿Qué se está haciendo y qué podemos hacer nosotros para solucionar este problema global?
¿Qué son las islas de plástico? ¿Cómo se forman?
Las «islas de plástico», «islas de basura», «islas de la contaminación», «grandes remolinos de basura» y otros nombres similares son zonas del océano cubiertas de desechos. Áreas de gran tamaño que se caracterizan por tener concentraciones muy elevadas de plástico suspendido y otros residuos atrapados en los giros oceánicos, estos son, los vórtices o corrientes marinas rotativas.
Estas masas de residuos no biodegradables, sobre todo plásticos, se acumulan formando amplias balsas flotantes de basura oceánica. Se trata de enormes sopas de plástico que ocupan zonas relativamente fijas de los océanos mundiales, y que se han formado gradualmente en las últimas décadas como consecuencia de la contaminación marina agrupada por acción de las corrientes oceánicas.
Los “5 continentes de plástico”
En 1997, el oceanógrafo y capitán de barco Charles J. Moore afirmó haber encontrado una enorme masa de agua con restos de desechos flotantes al volver a casa, en California, desde Hawái pasando por el giro del Pacífico Norte, después de competir en una carrera marítima. Moore lo documentó en varios artículos, que rápidamente atrajeron la atención del público y de la comunidad científica.
Aquel lugar, conocido hoy como «séptimo continente» o «Gran Mancha de Basura del Pacífico», es la isla de plástico más grande del mundo; su superficie se estima en 1,6millones de kilómetros cuadrados (más de cuatro veces el tamaño de Alemania)y puede contener hasta 80 000 toneladas de plástico. Un gigantesco vertedero oceánico que, según los investigadores, acumula plástico rápidamente.
Tras esta primera hallada en el océano Pacífico Norte, se han descubierto otras islas de plástico: la del Atlántico Norte en 2009; océano Índico en 2010, la segunda más grande; Pacífico Sur en 2011, o la última en el Atlántico Sur, descubierta en 2017. Estos cinco «continentes de plástico» coinciden con los cinco grandes giros oceánicos.
¿Cómo afectan a la vida marina? Impacto de las islas de plástico y basura
Estas áreas del océano donde se concentran los desechos marinos están formadas en buena parte por pequeños fragmentos plásticos. Microfragmentos, de tamaño inferior a un grano de arroz, muy difíciles de limpiar, que contaminan y destruyen el ecosistema oceánico. Algunas de las consecuencias de las islas de plástico en el medioambiente son:
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Las partículas de plástico flotante son un riesgo para la fauna marina. Estas, que se asemejan al zooplancton, son ingeridas por los peces, tortugas marinas, moluscos o medusas, entrando en la cadena trófica.
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Muchos desechos de larga duración terminan también en los estómagos de las aves marinas, incluidas gaviotas y albatros, pudiendo provocar su asfixia. Unos 100 mil mamíferos marinos y más de un millón de aves se ven afectadas por este tipo de contaminación y mueren a causa de estas masas de residuos.
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La ingestión de estos microplásticos ocasiona problemas hormonales en los peces y animales marinos; interrumpen su sistema endocrino y disminuyen las tasas de reproducción debido al consumo de metales pesados y aditivos potencialmente tóxicos presentes en el plástico.
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Otras consecuencias del plástico y los residuos marinos para la vida acuática: enredo y restricción del movimiento, laceración, infección, bloqueo del tracto digestivo, supresión del sistema inmunológico, etc.
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Los plásticos flotantes facilitan la propagación de especies invasoras. Estas se adhieren a su superficie y se desplazan grandes distancias, colonizando nuevos ecosistemas. Estos microplásticos pasan a la cadena alimentaria. Muchos de estos peces se pescan y son alimento para los seres humanos, que ingerimos dichas toxinas. El agua embotellada, la sal, el pescado, etc., contienen fragmentos microscópicos de plástico que las plantas depuradoras no pueden filtrar.
Soluciones a las islas de plástico
Muchos países han comenzado a adoptar políticas más restrictivas en relación con la producción de plásticos de un solo uso; Europa los prohíbe a partir de 2021. Además, se han propuesto diferentes iniciativas, como la Environmental Cleanup Coalition (Coalición para la Limpieza del Ambiente), con una flota de barcos destinada a limpiar de desechos el Pacífico Norte. O The Ocean Cleanup, un proyecto del joven holandés Boyan Slat para desplastificar los océanos.
Otra iniciativa para tratar de acabar con el Gran Parche de Basura del Pacífico la promueve The Ocean Foundation, que pretende convertir la isla en un país para que el mundo se conciencie del problema y la comunidad internacional intervenga para ponerle remedio. En España, Gravity Wave se dedica a la limpieza del mar mediante un sistema de pesca sostenible, operando en el Mediterráneo, el mar más contaminado del mundo.
En febrero de 2017, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó una campaña mundial contra la contaminación por plásticos bajo el lema Mares Limpios, ¡Cambia la marea del plástico! La campaña de la ONU, a la que se han adherido ya más de 60 países, insta a los gobiernos, las empresas y los ciudadanos a tomar medidas para reducir el plástico, así como la basura marina y su impacto en el medioambiente.
Pero acabar con el monstruo no es una tarea fácil. Todas estas propuestas resultan insuficientes si el vertido de residuos al mar no cesa. Se estima que casi el 80 % del plástico de los océanos proviene de fuentes terrestres. Debemos, pues, modificar nuestros hábitos y frenar el consumo de plásticos, con sencillos gestos como los siguientes:
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No abandones en la playa o el río utensilios y enseres plásticos o de cualquier otro material como botellas, latas, colchonetas hinchables, etc.
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Reduce o elimina el consumo de productos sobreenvasados o plásticos de un solo uso. Compra a granel y utiliza bolsas reutilizables, también para la fruta y la verdura.
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Los cosméticos, productos de higiene personal y de limpieza contienen sustancias de síntesis química que, además de ser nocivas para la salud, desprenden al agua microplásticos potencialmente contaminantes. Mejor opta por productos fabricados con ingredientes naturales.
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Apoya campañas, únete a movimientos globales como #MaresLimpios y participa en iniciativas locales de recogida y limpieza de basura en las playas.
Cuando el capitán Charles Moore descubrió un área masiva de sopa de basura flotando en el océano Pacífico «la pregunta no era cómo llegó allí, sino cómo nuestros hábitos de consumo se habían descontrolado tanto», dicen desde su fundación de investigación marina y educación Algalita. La solución al creciente problema de los desechos plásticos en los mares radica en cambiar nuestro modelo de consumo, que deja una huella de destrucción tras de sí, por un consumo más sostenible y respetuoso con el planeta.