Con la llegada del frío, han vuelto los temores hacia un posible apagón en Europa. Este año, sin embargo, este miedo tiene un argumento más a su favor y no es un argumento menor: Rusia ha cumplido con su promesa de cerrar el grifo del gas.
Los gobiernos de los países comunitarios llevan desde el pasado verano aplicando medidas para reducir el consumo de energía y reducir la dependencia energética con Rusia. Una de las más conocidas en España es la obligatoriedad de limitar el aire acondicionado a 27 grados y la calefacción a 19 grados. El objetivo que se persigue es lograr una reducción de entre el 7% y el 8% en el uso de gas, como parte del acuerdo de la Unión Europea para recortar el gasto energético.
El temor a un apagón en Europa se ha incrementado, aunque no es nuevo. Los gobiernos de los países comunitarios ya eran conscientes de este riesgo mucho antes de que estallara el conflicto con Rusia por la invasión de Ucrania. En concreto, los líderes europeos temían poder quedarse sin electricidad eventualmente para el año 2025.
¿Cómo protegerse de un apagón en Europa?
Uno de los primeros países en tomar medidas ante un posible apagón en Europa fue Austria. En octubre de 2021, cuando Rusia aún no había invadido a Ucrania, el Gobierno austríaco ya empezó a preparar a sus ciudadanos para un escenario sin energía. El ministerio de Defensa austríaco lanzó una campaña de concienciación para que la población supiera cómo prepararse y actuar llegado el momento.
Entre las iniciativas de la campaña destaca un vídeo de unos cinco minutos en el que se explicaba qué hacer para hacer frente a un fallo generalizado en el suministro eléctrico durante al menos 15 días. Se animaba a la población a hacer acopio de productos básicos como agua, alimentos en conserva, pilas, velas, cerillas, una manta térmica, una radio con pilas, dinero en efectivo o medicamentos, entre otros objetos de primera necesidad.
Además, ante un posible apagón en Europa, las autoridades austríacas recomendaban hacer un curso de primeros auxilios, organizar un punto de encuentro con familiares y amigos en caso de que el apagón haga imposible contactar por otros medios o pactar con vecinos reparto de tareas para obtener la mayor cantidad de recursos posible.
Otros países como Alemania y comunidades autónomas como Catalunya han seguido el ejemplo de Austria. Las medidas propuestas por las autoridades alemanas o catalanas para hacer frente a un apagón en Europa son muy similares a las del país alpino. El objetivo principal es hacer acopio de todo aquello que satisfaga las necesidades básicas de una persona: beber, comer, abrigarse, poder contar con fuentes de luz, medicarse en caso de ser necesario, disponer de dinero en efectivo y estar comunicado.
¿Qué podemos hacer para evitar un apagón en Europa?
Pero previamente a este apagón en Europa es fundamental que todos contribuyamos a reducir nuestro gasto energético para intentar no llegar a esta situación que sería catastrófica socialmente y económicamente. Hay dos vías principales para conseguirlo: una es vivir en casas más eficientes en el uso de energía y la otra es intentando generar nuestra propia energía.
Reduce tus necesidades de climatización. Se estima que entre el 25% y el 30% de nuestras necesidades de calefacción son debidas a las pérdidas de calor que se originan en las ventanas. Invierte en ventanas que realmente te aíslen del frío y tu gasto en calefacción se reducirá notablemente. Por otro lado, ten en cuenta que por cada grado que aumentemos la temperatura de la calefacción, se incrementa el consumo de energía aproximadamente en un 7%.
Para evitar un apagón en Europa también puedes apostar por los electrodomésticos más eficientes. Uno de los dispositivos que más consume en el hogar es el frigorífico (representa un 18% del consumo eléctrico total), seguido del televisor y la lavadora. Para prestaciones similares, el consumo de energía puede llegar a ser casi tres veces mayor en los electrodomésticos de la clase G (la de menor eficiencia energética) que en los de clase A (la de mayor eficiencia energética).
Finalmente, si tienes ahorros, invierte en la instalación de energías renovables para el autoconsumo de energía. Una de las opciones más extendidas son los paneles solares: los paneles fotovoltaicos proporcionan electricidad y los paneles térmicos sirven para la calefacción y el agua caliente. Se trata, en ambos casos, de tecnologías muy competitivas.
¿Qué posibilidades hay de que suceda un apagón en Europa? ¿Y en España?
Para algunos expertos el riesgo no es ninguna broma, sino que es muy real. Otros incluso aseguran que un apagón en Europa es inevitable, si bien matizan que no tiene por qué ser global. Pero no todos los países están igual de expuestos. En estos momentos, los que peor lo tienen son aquellos que dependen en mayor medida del gas ruso. No es el caso de España, que importa gas de Argelia. Además, el sistema energético español, a diferencia del europeo, es casi una isla porque genera tanta energía como consume.
España se podría librar de un apagón en Europa, pero no de un error de su propia red eléctrica. Este fallo podría producirse por rápidos aumentos de la demanda o por inclemencias meteorológicas que pongan en riesgo la red. De hecho, no es extraño sufrir un corte de la luz puntual por alguna incidencia en la red. Pero una cosa es quedarse sin luz de forma puntual y otra muy distinta es un apagón energético de días de duración.
Cada uno de nosotros, desde nuestros hogares, podemos contribuir a hacer que este apagón en Europa sea menos probable. La receta: consumir menos energía e intentar generar la energía que podamos nosotros mismos. Cabe recordar que un apagón tendría unas consecuencias nefastas para una sociedad digitalizada como la nuestra. Nos encontraríamos en una situación mucho peor que la vivida durante el confinamiento domiciliario vivido por la COVID-19. Especialmente en pleno invierno.