Por qué el buen gobierno es primordial en la gestión empresarial
Cualquier empresa que quiera destacar con un buen gobierno en la sociedad digitalizada y globalizada del siglo XXI debe tener una visión amplia, una visión más allá de los buenos resultados económicos.
El esfuerzo por llevar a cabo una gestión corporativa que busque la excelencia en temas como la transparencia, la sostenibilidad o la reputación online será ampliamente recompensado en el medio y largo plazo. En cambio, una tibia o nula política de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) puede llevar a una total pérdida de confianza por parte del consumidor y de los inversores, así como tensas relaciones con instituciones y gobiernos. Por ello, el buen gobierno se ha convertido en un pilar fundamental en el tejido empresarial de la actualidad.
¿Qué es el buen gobierno?
Para evitar casos de corrupción, escándalos financieros, tratamiento indebido de datos de clientes o prácticas dañinas contra el medio ambiente o la salud, se han creado códigos de buen gobierno para las empresas. La propia legislación de los gobiernos, especialmente en Europa, Estados Unidos, Australia y algunos países latinoamericanos, busca crear un marco jurídico para que cualquier empresa, sin importar el tamaño, el sector o si es cotizada o no, pueda desarrollar una correcta y eficaz política de responsabilidad corporativa o Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
El buen gobierno debe buscar la buena relación de la empresa con los actores con los que se relaciona, ya sea a título individual o frente a grupos de interés o a la sociedad en su conjunto, comportándose de una manera ética y buscando un beneficio social.
Este buen gobierno no se debe quedar solo en una intención, sino que debe plasmarse en normas y regulaciones basadas en una serie de principios de buen gobierno, y, a la postre, poniendo en práctica procedimientos tanto en la gestión de la empresa como en sus órganos de gobierno.
Beneficios de una política de RSE
La política de Responsabilidad Social Empresarial no debe llevarse a cabo únicamente por seguir la legislación vigente o por el miedo a perder la confianza del consumidor o de la sociedad. Una política correcta de RSE reporta múltiples beneficios a la empresa:
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Generación de valor. El buen gobierno afecta positivamente al valor de las empresas, situándolas por delante de sus competidores y aumentando su rentabilidad.
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Sinergias. Al tratarse de una empresa que aporta beneficios a la sociedad, las relaciones con los otros actores serán más estables y duraderas. Serán atractivas para trabajar e interesantes para comenzar colaboraciones y alianzas con otras empresas. Todo ello redundará en un futuro prometedor y se proyectará en el mercado a largo plazo.
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Posibilidad de financiación. Los mecanismos de control de las cuentas anuales, así como del comportamiento de los dirigentes de la empresa, genera confianza en los inversores y, a modo general, en el mercado, teniendo mayor facilidad para acceder a créditos y ayudas.
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Gestión de riesgos. Gracias a una toma de decisiones ágil y efectiva, este tipo de empresas son más resilientes ante los vaivenes del mercado.
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Ayuda a la economía del país. La confianza atrae inversión extranjera, que se traduce en crecimiento económico y creación de empleo.
Gestión y medición de la Responsabilidad Empresarial
Según el código de buen gobierno de las sociedades cotizadas, es aconsejable seguir las siguientes recomendaciones para llevar a cabo una política eficaz de responsabilidad empresarial:
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Objetivos concretos. Apoyados por instrumentos que permitan conseguirlos de una forma realista.
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Estrategia. Dirigir el foco hacia la sostenibilidad y lo social.
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Prácticas concretas para uno de los actores del ecosistema empresarial:
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Empleados
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Clientes
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Proveedores
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Accionistas
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Prácticas concretas para cada una de las materias que se vayan a desarrollar:
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Medio ambiente
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Cuestiones sociales
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Diversidad
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Transparencia
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Derechos humanos y laborales
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Prevención de conductas ilegales y comportamientos alejados de la ética empresarial.
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Prevención de malas prácticas asociadas al desarrollo de la política de RSE. Supervisión de los mecanismos que se pongan en práctica.
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Canales de comunicación. Con todos los grupos que se relacionan con la empresa, citados anteriormente.
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Comunicación responsable. Evitando la manipulación y defendiendo la integridad y el honor.
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Análisis. Seguimiento de las políticas y medición de los resultados.
En la actualidad, cabe destacar dos elementos que se deben tratar con especial cuidado: la reputación en las redes y el respeto por el medio ambiente.
La sostenibilidad
La transición ecológica a una economía circular y un sistema sostenible no se puede demorar por más tiempo. Sobre todo hoy en día, que vivimos en un mundo globalizado. En este sentido, las empresas tienen más poder y, por tanto, también más responsabilidad en este cambio que ya es imparable.
Así, en nuestros días, una apuesta decidida por la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente es un pilar básico para una buena política de RSE.
Se puede dividir este apartado en tres puntos:
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Sostenibilidad. Un crecimiento sostenible, no solo implica respeto al medio ambiente y una lucha contra la desigualdad, sino que, además, garantiza el crecimiento de la empresa y su resiliencia ante las crisis (climáticas o de otro tipo).
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Tecnologías limpias. Mediante la innovación tecnológica y la inversión en energías limpias se consigue reducir la huella ecológica y alcanzar el objetivo de carbono neutro.
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Prevención de la contaminación. Es una obligación ante la sociedad y el planeta que, en el medio y largo plazo, repercutirá en la propia empresa reduciendo costes y riesgos.
La reputación online
Nunca antes en toda la historia las empresas han estado tan expuestas debido a la relevancia de las redes sociales y la economía digitalizada e hiperconectada de hoy en día. Así, tanto para evitar críticas de los usuarios como para prevenir ataques informáticos, la empresa tiene que cuidar su reputación en línea y prevenir los delitos informáticos que pueden poner en riesgo, no solo sus propios datos, sino información confidencial perteneciente a sus clientes, proveedores o inversores.
A continuación, algunos consejos para conseguir la tan querida reputación online:
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Análisis. Se trata de conocer qué dicen las redes y los buscadores sobre la empresa.
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Respuesta. A quejas, comentarios, dudas… De forma rápida y eficaz.
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Honestidad. Es lo que más valora el usuario. Cualquiera puede cometer un fallo, pero una mentira no se perdona.
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Accesibilidad y cercanía. Las empresas ya no son entes lejanos e inaccesibles. Hay que desarrollar una comunicación cercana y humana.
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Transparencia. Con ello, se gana la confianza del público, ya que permite que se conozca la empresa.
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Participación. Si es posible, busca la participación de otros actores: usuarios, proveedores, inversores, empresas colaboradoras…
Recomendaciones para el buen gobierno
En definitiva, una política de buen gobierno beneficia tanto a la propia empresa como a la sociedad en su conjunto, ya que, en realidad, se podría plantear como la relación de la compañía con lo que la rodea:
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El planeta: cuidando el medio ambiente y buscando la sostenibilidad.
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La sociedad: aportando al desarrollo del entorno social y ayudando a las comunidades más desfavorecidas.
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Los empleados: un trabajador que se sienta a gusto será un buen empleado.
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El mercado: la calidad del producto y la transparencia atraerán inversión y beneficios.
Buen gobierno, Responsabilidad Social Corporativa (RSC), Responsabilidad Social Empresarial (RSE), Responsabilidad Empresarial (RE) y Negocio Responsable (NR), diferentes nombres para designar lo mismo: la búsqueda de una sociedad más justa y una economía sostenible.