Los incendios forestales a menudo son causados por la actividad humana o por un fenómeno natural como los rayos
Aunque algunos fuegos pueden contribuir a la regeneración de la vegetación en determinadas zonas, las llamas pueden interrumpir el transporte, las comunicaciones o el suministro de agua, y tienen, por norma general, un gran impacto ambiental. Os explicamos cómo afectan a la vegetación, los suelos y la fauna.
El impacto negativo de los incendios
Algunas especies y comunidades son muy sensibles al fuego incluso en ecosistemas propensos a sufrir incendios, según un estudio publicado en la revista Science. Estos pueden provocar daños a largo plazo en algunos ecosistemas, especialmente si son recurrentes, con intensidades altas y extensos.
“Aunque algunas especies como las mediterráneas muestran resistencia (ya que son especies leñosas con cortezas gruesas) y resiliencia (capacidad de regeneración tras su calcinación), los efectos sobre el ecosistema son claramente perniciosos y regresivos, no tanto por sus consecuencias sobre la vegetación (que puede recuperarse), sino sobre el suelo”, afirma Alberto Murcia Solana, ingeniero de montes, ingeniero técnico forestal y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Los incendios forestales pueden sustituir comunidades vegetales más maduras por otras menos avanzadas, según cuenta José Manuel Zapata Fernández, ingeniero de montes, ingeniero técnico forestal que nos ha prestado sus superpoderes. Esto se debe a que la erosión puede hacer “que sea inviable la vegetación que existía previamente en la zona”.
El experto pone el siguiente ejemplo: “Si una zona se quema reiteradamente, el suelo puede llegar a agotarse y, donde antes había un bosque, puede quedar una ladera pedregosa casi sin vida vegetal”. “Esto ha sucedido ya en zonas muy castigadas por los incendios en las sierras costeras de las costas gallegas, donde la periodicidad de los incendios es alta y las precipitaciones muy copiosas”, señala.
Un estudio publicado en la revista Earth-Science Reviews indica que el contenido de nutrientes del suelo en las tierras secas mediterráneas afectadas por incendios forestales depende del tipo de vegetación, la recurrencia del fuego y su intensidad. En los últimos años, los incendios están siendo más intensos, con tipos de hasta la sexta generación.
Javier Baura, licenciado en Ciencias Ambientales, ingeniero de montes y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, afirma que la erosión del suelo puede propiciar inundaciones y deslizamientos de tierra y subraya que los incendios también pueden alterar el ciclo hidrológico (lo que a su vez puede influir sobre los ecosistemas marinos).
Algunos incendios pueden contribuir a la regeneración de la vegetación
El fuego no afecta de la misma forma a todos los ecosistemas. Sus efectos dependen de las condiciones del bosque antes del incendio y las acciones que se realicen después de que ocurra, tal y como indica el Servicio Forestal de Estados Unidos.
Algunos ecosistemas están habituados a la existencia más o menos periódica del fuego, según Zapata. De hecho, ciertas especies “incluso han basado su estrategia vital en ello”. Por ejemplo, “haciendo sus semillas resistentes a fuegos poco intensos, lo que les proporciona una ventaja en la recolonización de zonas quemadas”. Murcia asegura que los fuegos con intensidades bajas pueden llegar a contribuir a la regeneración de la vegetación y la incorporación de nutrientes al suelo.
Algunos animales mueren calcinados
Algunos incendios pueden provocar a corto plazo una pérdida de biodiversidad de fauna. Hay que tener en cuenta que los bosques actúan como refugio de múltiples especies de animales, tal y como afirma Ariel Rodríguez Yáñez, ingeniero forestal y otro de los miembros de nuestra comunidad de malditos dispuestos a prestarnos sus superpoderes.
“El fuego ataca directamente a estas poblaciones, provocando muertes o heridas permanentes, pero sobre todo destruyendo su hábitat”, señala. Esto podría desencadenar a corto y medio plazo “la extinción de un grupo de animales supervivientes de la matanza inicial del fuego”.
A largo plazo, el impacto de los incendios sobre un ecosistema dependerá de su intensidad y extensión. Si son bajas, Murcia afirma que incluso pueden tener efectos beneficiosos para la fauna, “dado que pueden crearse o ampliarse nuevos nichos que diversifiquen las zonas de refugio y alimentación”. Por ejemplo, los incendios de baja intensidad en pastizales y matorrales pueden contribuir al incremento de la superficie de pastos, algo que puede ser positivo para los herbívoros.
Si, por el contrario, la intensidad y la extensión de los fuegos son altas, “la degradación del ecosistema puede provocar un descenso de la diversidad”. Un artículo publicado en Journal of Applied and Natural Science indica que los incendios afectan a los animales principalmente a través de los efectos sobre su hábitat.
Un aspecto a tener en cuenta es que los animales están condicionados por la comunidad vegetal existente en un terreno en cada momento, tal y como señala Zapata: “Si antes de un incendio había un bosque y frutos que alimentaban roedores de los que, a su vez, se alimentaban unas lechuzas, con la escasez de comida, los roedores que sobrevivan al incendio deberán buscar otro lugar para vivir, al igual que sus depredadores”.
Además, el fuego destruye los árboles donde anidan la mayoría de las aves o los murciélagos y los animales que logran sobrevivir sufren un alto estrés, muchas veces mortal, según subraya Baura.
Los incendios afectan negativamente a la calidad del aire
Más allá del impacto del fuego en la fauna y la flora, los incendios forestales liberan a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono, carbono negro, carbono marrón y precursores del ozono. Así lo indica la Oficina Nacional de Estados Unidos de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), que subraya que estas emisiones afectan a la radiación, las nubes y el clima a escala regional e incluso mundial.
Este tipo de fuegos también pueden afectar a la calidad del aire. El organismo señala que las emisiones de contaminantes tóxicos pueden afectar al personal de emergencia y a los residentes locales.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los incendios forestales, así como el humo y las cenizas resultantes, pueden causar varios problemas de salud. Por ejemplo, quemaduras, irritación de los ojos y la garganta y enfermedades pulmonares y cardiovasculares.
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