La desertificación es un problema global que pone en serio peligro la forma de vida y la seguridad de millones de personas, y España se encuentra entre los países del mundo más afectados.
¿Qué es la desertificación?
La desertificación es, de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), «la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas».
El proceso de desertificación se desarrolla del modo que sigue: la explotación del suelo, la sequía o los cambios climáticos secan gradualmente el terreno, que queda expuesto; el viento y el agua torrencial arrastran la tierra (erosión hídrica); la vegetación cada vez retiene menos agua, y la lluvia se reduce al disminuir la evaporación. Finalmente, la zona se seca y el clima cambia (más aridez y sequía).
¿Cuáles son sus causas?
La desertificación es un proceso complejo de degradación de la tierra en el que intervienen múltiples factores. Puede tener un origen natural, como las mencionadas variaciones normales en el clima, o bien ser debido a la acción humana.
Entre las causas de la desertificación de origen humano destacan:
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La deforestación: la destrucción de la cobertura vegetal amenaza la fertilidad de los suelos, provocando un avance de la desertificación.
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La agricultura intensiva: el cultivo excesivo, la sobreexplotación de la tierra y las prácticas de regadío inadecuadas en regiones secas aumentan el riesgo de desertificación.
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El pastoreo excesivo: al igual que la agricultura, las prácticas ganaderas intensivas pueden dañar la vegetación y agotar los recursos hídricos en un territorio.
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La urbanización: la construcción acelerada y el desarrollo de infraestructuras sellan el suelo.
Consecuencias de la desertificación
La desertificación compromete la capacidad de la tierra, la salud del planeta y la de sus habitantes. De entre todas las consecuencias que se derivan de este proceso, dos de las más destacadas son la disminución de las reservas de agua dulce y la pérdida de biodiversidad. Pues estas modificaciones en el clima complican las condiciones de vida de especies vegetales y animales.
Otros efectos de la desertificación son la pérdida de cubierta vegetal y de masa forestal, así como de pastos para ganado. Asimismo, cuando hay desertificación, resulta difícil cultivar y recolectar alimentos, produciéndose una merma de las cosechas. Conforme a cifras de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), cada año alrededor de 12 millones de hectáreas de tierras productivas se vuelven estériles, infértiles, como resultado de este proceso unido a la sequía.
Desertificación en España
Más de dos tercios de la superficie española sufren riesgo de desertificación, según datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN). El clima en España, sumado al contexto actual de calentamiento global, amenaza con aumentar la frecuencia de las sequías y hacer nuestro clima más árido. Los efectos de la desertificación se aceleran e intensifican.
Además de los factores climáticos, destaca también como causa natural la orografía, con marcados desniveles en el relieve que favorecen la erosión. La presión y explotación insostenible de los recursos hídricos, tanto superficiales como subterráneos, la agricultura de regadío y el abandono de los métodos de cultivo tradicionales son también impulsores de la desertificación en nuestro país.
Otro factor agravante es la despoblación del medio rural y consecuente falta de gestión del territorio. Atendiendo al modelo territorial de la Comisión Europea (LUISA Territorial Modelling Platform), España es uno de los países de la Unión Europea más afectados por el abandono de tierras agrícolas.
¿Qué hacer para evitar este fenómeno?
Organismos como Naciones Unidas, la OMM o el gobierno de España, a través de la Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación, proponen una serie de prácticas de gestión sostenible de la tierra y medidas para detener este proceso. Entre otras:
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Informar y concienciar sobre las repercusiones de la explotación excesiva de los suelos.
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Mejorar la gestión del agua, con técnicas de regadío sostenibles.
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Seguir métodos agrícolas y prácticas de uso sostenible del suelo como la rotación de cultivos, la implantación de cubiertas verdes o el aumento de elementos paisajísticos que reduzcan la erosión.
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Reforestar. Acabar con la deforestación, plantar árboles y mejorar la cubierta vegetal protectora como medida para proteger el territorio de los procesos erosivos y la degradación del suelo y el agua.
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Invertir en técnicas para regenerar áreas erosionadas y degradadas.
La desertificación es uno de los mayores desafíos medioambientales de nuestro tiempo. Una vez avanza, revertir el proceso es muy complicado. Por lo que aplicar medidas de prevención como las citadas es lo que nos permitirá proteger, conservar y restaurar la tierra, garantizando así un futuro más seguro y sostenible.
Por Elisabeth Lahoz
Preguntas frecuentes sobre desertificación
¿Cuál es la diferencia entre desertización y desertificación?
La desertificación es un proceso en el que una zona fértil pasa a ser improductiva por causas naturales o antropogénicas (intervención humana), mientras que la desertización alude a un proceso natural de expansión de los desiertos debido a factores climáticos y geomorfológicos.
¿Qué tipos de desertificación existen?
En función del impacto sobre la producción agrícola, hay tres tipos o grados de desertificación:moderada, cuando se percibe un descenso de la capacidad de producción de entre un 10 y un 25 %; severa, del 25 % al 50 %, y muy severa, superior al 50 %.
¿Dónde hay más desertificación en el mundo?
Según datos de la UE y el Ministerio de Asuntos Exteriores, hay más de un centenar de países que sufren aridez o semiaridez. Entre las zonas del mundo más afectadas por la desertificación se encuentran África (Madagascar, Túnez), seguida de Asia, América Latina (especialmente Argentina), el Caribe, y el sur de Europa (España, Portugal, Grecia e Italia).
¿Cuándo se celebra el Día Internacional contra la Desertificación?
ElDía Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, declarado oficialmente por la ONU en 1994, se celebra cada 17 de junio con el objetivo de concienciar acerca de estos fenómenos y dar a conocer las iniciativas internacionales para combatirlos.
Esta fecha «nos brinda una oportunidad única para recordar que se puede neutralizar la degradación de las tierras mediante la búsqueda de soluciones, con una firme participación de la comunidad y cooperación a todos los niveles», instan desde la Unesco.
