Toda la vida está relacionada: el vínculo entre la biodiversidad y la salud humana
A pesar de que se perfilan relaciones positivas, la investigación de los efectos de la biodiversidad en la salud humana solo empieza a esbozarse
Antes de descubrir el papel que tiene la biodiversidad en nuestra salud es importante destacar el significado de este término y qué incluye. El concepto de biodiversidad se define como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente (ecosistemas terrestres, marinos y otros sistemas acuáticos) y los complejos ecológicos de los que forman parte. La biodiversidad va más allá de la presencia de diferentes especies de animales y plantas. En ella se incluyen todos los seres vivos, y esto contempla hongos, algas e incluso bacterias. Además de sus diferencias entre especies y ecosistemas.
La relación entre biodiversidad y salud
A día de hoy se conocen las consecuencias positivas que tiene la presencia en la ciudad de naturaleza y espacios verdes en la salud de las personas. Sin embargo, los efectos de la biodiversidad en la salud humana es un campo por explorar, pese a que se señala la biodiversidad como un factor relevante. Actualmente contamos con tres teorías sobre cómo nos afecta la biodiversidad: la hipótesis de la biofilia, la hipótesis de la biodiversidad y la hipótesis del efecto de la dilución.
1. Hipótesis de la biofilia
Esta hipótesis se basa en que el ser humano ha evolucionado en contacto con el medio natural y esto nos ha generado una afinidad hacia el resto de las especies (Kellert y Wilson, 1993). Siguiendo la teoría de recuperación del estrés (stress recovery theory), la exposición a elementos naturales genera beneficios para la salud mental. Además, teniendo en cuenta la teoría de la restauración de la atención (attention restoration theory), los ambientes naturales facilitan la recuperación del estrés psicológico y de la fatiga mental. Esta información se complementa con un estudio realizado en Sheffield (Reino Unido) que estimó la biodiversidad de plantas, mariposas, hábitats y pájaros en los parques de la ciudad y realizó cuestionarios sobre el bienestar psicológico a 312 usuarios. Encontraron que la biodiversidad vegetal, pájaros y hábitats tenían efectos positivos, aunque con intensidades y características diferentes.
2. Hipótesis de la biodiversidad
En los últimos años se han realizado estudios que apuntan que la microbiota humana, ese ecosistema de bacterias que tenemos en nuestro interior y con el que colaboramos continuamente, tiene un papel clave en el control y origen de diversas enfermedades. La exposición a ecosistemas externos en los que encontramos biodiversidad puede afectar nuestra microbiota, incidiendo así en nuestro sistema inmunológico y reduciendo la prevalencia de alergias, asma y otras enfermedades inflamatorias crónicas. En esta misma línea están la hipótesis de la higiene (hygiene hypothesis) y la hipótesis de la microflora (microflora hipótesis), más centradas en la exposición a la biodiversidad de microorganismos en las primeras etapas de la vida y la relación con el sistema inmunológico.
3. Hipótesis del efecto de la dilución
Las enfermedades transmitidas a través de animales (enfermedades zoonóticas) parecen reducir su prevalencia en humanos cuando hay otras especies que potencialmente pueden ser huéspedes. Un ejemplo de este fenómeno es la enfermedad de Lyme en los bosques del norte y este de Estados Unidos, donde la presencia de dos pequeños mamíferos (el ratón de patas blancas y la ardilla listada del este americano) afectan negativamente al número de garrapatas infectadas por la enfermedad y, por tanto, a su contagio a humanos.
La biodiversidad en la actualidad
En una revisión reciente se han concentrado los resultados de 19 estudios que establecen vínculos entre la biodiversidad y la salud humana. Entre todos, estudian un total de 40 relaciones diferentes, de las cuales un 60% han resultado positivas, un 8% negativas y un 33% no han dado resultados significativos. Las relaciones para las que hay más evidencias son riqueza de aves, riqueza de especies vegetales, riqueza de hábitats y riqueza de mariposas.
Hay que saber que el estudio de la relación entre salud humana y biodiversidad del entorno es un campo de investigación relativamente joven. Aunque se considera que todos los elementos de biodiversidad podrían ser potencialmente relevantes, solo una parte de estos han sido estudiados hasta la fecha. Así, la mayoría de los estudios se han centrado en elementos especialmente accesibles (pájaros, vegetación, diversidad paisajística) o de alta relevancia (microbiota).
En el momento de evaluar los resultados de estos estudios hay dos elementos a tener en cuenta. Por un lado, es necesario diferenciar entre biodiversidad medida (la que realmente se puede encontrar en el sitio) y biodiversidad percibida (la que es detectada por los visitantes). A veces, una es más relevante que la otra e incluso podría darse el caso de que tengan efectos opuestos.
Por otro lado, es importante comprender la complejidad de los sistemas naturales y cómo están interconectados. Las relaciones entre especies, ya sea para colaborar o para competir son extremadamente complejas. Al estar todo el sistema interconectado, identificar la presencia o ausencia de determinadas especies permite evaluar la calidad del ecosistema.
Por lo tanto, queda mucho margen y grupos de especies para ser analizados y desarrollar líneas de investigación que vinculen la biodiversidad con la salud humana. Una vez se afiancen las bases se podrán desarrollar investigaciones sobre los efectos a medio y largo plazo, así como diseños experimentales más exhaustivos que aporten un mayor conocimiento sobre el vínculo biodiversidad-salud.
La biodiversidad en las ciudades
Muchas veces consideramos la biodiversidad o la naturaleza como un elemento ajeno a las ciudades en las que vivimos, algo que se localiza en áreas rurales o países distantes. Sin embargo, las ciudades son un ecosistema más entre los que podemos encontrar en el territorio, cada uno con sus propias características y funciones.
Concretamente las áreas urbanas son un tipo de ecosistema que se caracteriza por el intenso contacto con las personas. Las ciudades tienen un papel clave en la relación de las personas con la biodiversidad. De hecho, las ciudades pueden ayudar a conservar especies locales y a facilitar los pasos migratorios. La diversidad biológica nos ayuda a comprender los efectos del cambio global de manera local, facilita la educación ambiental cerca de la población y provee servicios ecosistémicos. Además, la presencia de biodiversidad en áreas urbanas invita a que los ciudadanos asumamos responsabilidades éticas y mejora nuestro bienestar.
¿Qué pone en peligro la biodiversidad?
Las cinco principales amenazas para la biodiversidad del planeta y, como consecuencia, para nuestra salud son las especies invasoras, el cambio climático, la contaminación, la modificación de los hábitats y la sobreexplotación. De hecho, algunos estudios destacan que se han extinguido casi 200 especies de vertebrados en los últimos 100 años. Otro dato impactante es el siguiente: con la tasa de extinción que prevaleció en los últimos 2 millones de años, estas especies hubieran tardado en desaparecer hasta 10.000 años. Por su parte, el Índice Planeta Vivo 2018 de WWF reveló que la población mundial de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles ha disminuido un 60% entre 1970 y 2014, debido a las actividades humanas.
El crecimiento económico desmedido ha producido un enorme impacto en los ecosistemas ya que tres cuartas partes de la superficie terrestre han sufrido alteraciones considerables y se ha perdido más del 85% de los humedales.
¿Qué sucede cuando ocurre esto? WWF ha lanzado un informe con el que responden a la pregunta. Explican que, desde siempre, hemos convivido con virus y bacterias en hábitats bien conservados. Sin embargo, cuando la naturaleza se altera o se destruye, los ecosistemas se debilitan y se facilita la propagación de patógenos, aumentando el riesgo de contacto y transmisión al hombre.
El concepto de biodiversidad va más allá de la presencia de diferentes especies de animales y plantas. Esta contempla todos los seres vivos, como hongos, algas e incluso bacterias y también tiene en cuenta las diferencias entre individuos dentro de cada especie y entre ecosistemas.
Las cinco principales amenazas para la biodiversidad del planeta son las especies invasoras, el cambio climático, la contaminación, la modificación de los hábitats y la sobreexplotación. Cálculos conservadores (Ceballos et al., 2017) señalan que se han extinguido casi 200 especies de vertebrados en los últimos 100 años. Pero con la tasa de extinción que prevaleció en los últimos 2 millones de años, estas especies hubieran tardado en desaparecer hasta 10.000 años. El Índice Planeta Vivo 2018 de WWF reveló que la población mundial de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles ha disminuido un 60% entre 1970 y 2014, debido a las actividades humanas.
Conclusiones
La literatura existente apunta a la biodiversidad como un elemento importante en la relación entre el medio natural y la salud de las personas. Aunque se han definido algunos caminos por los que se realiza este vínculo, algunas cuestiones, -como el rol de especies concretas-, todavía son inciertas. Es necesario realizar estudios más completos, con una escala temporal más amplia y con un diseño experimental más exhaustivo para poder definir con claridad qué importancia tienen para la salud humana los seres vivos que nos acompañan en el ecosistema que son nuestras ciudades.
Escrito por Pablo Knobel, investigador doctoral en (ICTA-AUB) y en el Environment and Human Health Lab (EH2Lab).
Referencias bibliográficas
-
Aerts, R., Honnay, O., & Van Nieuwenhuyse, A. (2018). Biodiversity and human health: Mechanisms and evidence of the positive health effects of diversity in nature and green spaces. British Medical Bulletin, 127(1), 5-22. Oxford University Press.
-
Biodiversity | Convention on Biological Diversity (CBD). Obtenido de http://zm.chm-cbd.net/biodiversity
-
Ceballos, G., Ehrlich, P.R., Dirzo, R. (2017). Population losses and the sixth mass extinction.Proceedings of the National Academy of Sciences Jul 2017, 114 (30) E6089-E6096; DOI: 10.1073/pnas.1704949114
-
Dearborn, D., & Kark, S. (2010). Motivations for Conserving Urban Biodiversity. Conservation Biology, 24(2), 432-440.
-
Fuller, R. A., Irvine, K. N., Devine-Wright, P., Warren, P. H., & Gaston, K. J. (2007). Psychological benefits of greenspace increase with biodiversity. Biology letters, 3(4), 390-394.
-
Kaplan, S. (1995). The restorative benefits of nature: Toward an integrative framework. Journal of Environmental Psychology, 15(3), 169-182.
-
Kellert, S., & Wilson, E. (1993). The Biophilia hypothesis. Island Press.
-
Rook, G., & A., G. (2013). Regulation of the immune system by biodiversity from the natural environment: An ecosystem service essential to health. Proceedings of the National Academy of Sciences, 110(46), 18360-18367.
-
Schmidt, K., & Ostfeld, R. (2001). Biodiversity and the dilution effect in disease ecology. Ecology, 82(3), 609-619.
-
Ulrich, R. (1983). Aesthetic and Affective Response to Natural Environment. En R. Ulrich, Behavior and the Natural Environment (págs. 85-125). Boston, MA: Springer US.