La actividad humana genera al menos 60 veces la cantidad de dióxido de carbono que los volcanes liberan cada año, según la NOAA
Algunos estados de EE UU emiten más CO2 en un año que todos los volcanes
La contaminación de los volcanes no es ficción. Los volcanes emiten dióxido de carbono de dos maneras, tal y como indica la NOAA: durante las erupciones y a través del magma subterráneo. El dióxido de carbono del magma subterráneo “es liberado a través de grietas, rocas y suelos porosos, además del agua que alimenta lagos volcánicos y manantiales termales”.
“No es cierto que los volcanes emitan a la atmósfera más CO2 que la actividad humana”, afirma Jorge Olcina, presidente de la Asociación Española de Geografía (AGE). Según el experto, la actividad humana causa anualmente una emisión de 30 gigatoneladas de CO2. Sin embargo, “la actividad volcánica que registra la Tierra anualmente por término medio supone unas emisiones de entre 0,3 y 0,6 gigatoneladas de CO2”.
Diferentes investigaciones analizan las emisiones de dióxido de carbono de algunos volcanes como el Teide (España), Kilauea (Hawái) o Cerro Negro (Nicaragua). Es cierto que de forma puntual las grandes erupciones volcánicas (como la de Krakatoa en 1883 o Pinatubo en 1991) “provocan emisiones de CO2 que pueden equipararse a las antrópicas (producidas por el hombre)”. Pero estas erupciones de gran impacto “duran apenas unas horas, frente a las emisiones humanas de CO2 que se mantienen constantes un día y otro”.
Varios estados de los Estados Unidos emiten individualmente más dióxido de carbono en un año que todos los volcanes del planeta combinados, según la NOAA. Un artículo publicado en 2011 en la revista EOS indica que las actividades humanas emiten más dióxido de carbono que los volcanes. Los investigadores concluyeron que los volcanes emiten cantidades relativamente modestas de CO2, aproximadamente tanto al año como Florida, Michigan y Ohio.
Las emisiones de la humanidad
Olcina cuenta que “en otras épocas geológicas, sin presencia de CO2 de causa antrópica, las erupciones volcánicas tenían un papel más importante en el balance energético de la Tierra (el mecanismo que regula el clima terrestre)”. Pero insiste: en la actualidad suponen “una fracción muy poco importante”.
En la misma línea se posiciona Antonio Manjón Cabeza, estudiante de doctorado en geofísica con conocimientos en el origen del volcanismo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, que indica que la creencia de que los volcanes emiten más que los humanos es un mito.
A lo largo de la historia los volcanes sí han emitido más CO2 que los humanos, según el experto. Pero es importante tener en cuenta que “tenemos actividad magmática desde que la Tierra es Tierra (vamos a redondear 4.500 millones de años), mientras que el ser humano lleva dos telediarios aquí”. Manjón insiste en que en el mismo periodo de tiempo (por ejemplo, a lo largo de un año) los humanos emiten más dióxido de carbono.
“No hay duda de que las erupciones volcánicas muy grandes pueden inyectar cantidades significativas de dióxido de carbono a la atmósfera”, indican desde el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Por ejemplo, la erupción del monte Santa Helena (Washington) en 1980 “expulsó aproximadamente 10 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera en solo nueve horas”. Sin embargo, según el organismo, en la actualidad la humanidad solo necesita 2,5 horas para producir la misma cantidad. “Si bien las grandes erupciones explosivas como esta son raras y solo ocurren a nivel mundial aproximadamente cada 10 años, las emisiones de la humanidad son incesantes y aumentan cada año”, señala.
Los volcanes provocan un enfriamiento global
¿Qué efecto tienen los volcanes en el clima? El dióxido de carbono es uno de los principales gases de efecto invernadero. Pero, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el CO2 liberado en las erupciones volcánicas contemporáneas “nunca ha causado un calentamiento global detectable de la atmósfera”.
En cambio, el organismo asegura que algunos gases volcánicos como el dióxido de azufre pueden causar un enfriamiento global detectable de la parte baja de la atmósfera. “Hoy en día, más que calentar el clima global, las erupciones volcánicas frecuentemente tienen un efecto opuesto”, afirman desde la NOAA. Esto se debe a que “el dióxido de carbono no es lo único que los volcanes inyectan en la atmósfera”.
Las erupciones producen cenizas volcánicas y partículas de aerosol. Los aerosoles (partículas que están suspendidas en el aire) reflejan la luz solar de regreso al espacio, enfriando el clima global, según el organismo.
Durante el siglo XX ha habido erupciones que han provocado una disminución de la temperatura media en la superficie de la Tierra de hasta medio grado (escala Fahrenheit) durante períodos de uno a tres años. Así lo indica el Servicio Geológico de Estados Unidos, que menciona por ejemplo la erupción del Pinatubo (Filipinas) en 1991. La erupción de 1815 del Monte Tambora (Indonesia) produjo suficientes cenizas y aerosoles “como para suspender el verano en Europa y América del Norte en 1816”, según el USGS.
Un artículo científico publicado en agosto de 2021 en Nature Communications indica que los aerosoles de sulfato que producen los volcanes permanecen entre uno y tres años en la estratosfera, dispersan la luz solar, provocan un forzamiento radiativo negativo (el planeta pierde parte de la energía que recibe del Sol, creando una especie de ‘parasol’ en la atmósfera) y enfrían la superficie.
Esto ocurre en erupciones volcánicas a gran escala, que emiten en torno a 10 megatones (10 millones de toneladas) de dióxido de azufre (SO2) y con un índice de explosividad volcánica (escala en la que se mide la magnitud de la erupción volcánica) superior a 5.
No obstante, una carta de investigación publicada en la revista científica Geophysical Research Letters indica que las erupciones volcánicas de pequeña magnitud también perturban sustancialmente la radiación solar entrante.
“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.