A unos pocos kilómetros de Madrid Central, junto al vertedero de Valdemingómez, entre basura, hogueras, barro y chatarra, se extiende el poblado de La Cañada Real. En él, se encuentra el Sector 6, posiblemente el sector más desolado y el más abandonado por las autoridades. Un ambiente desolador en el que miles de personas de todo tipo luchan por seguir adelante cada día, viviendo en un “tercer mundo” olvidado por el resto de la sociedad.

En ese lugar vive un nutrido grupo de personas que, por diferentes motivos, acabaron siendo adictas a las drogas y señaladas por la sociedad.

También tienen, como cualquier otra persona, añoranzas, sentimientos, problemas, sueños... y todos ellos un punto en común: el sueño y la esperanza de salir algún día, tarde o temprano, de ese mundo el que les hizo esclavos de la droga, cambiando sus vidas por completo y convirtiéndolas en un infierno.

Este proyecto fotográfico, de Joaquín Tornero, se sumerge en el submundo de las drogas. En este caso, Tornero usa la fotografía, su medio indispensable como él indica, como método de denuncia ante determinadas injusticias.