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Medioambiente
Aunque común, el shareting es una práctica potencialmente peligrosa que puede poner en riesgo la seguridad y el bienestar de los niños.

Todos los padres y madres están orgullosos de sus pequeños y quieren compartir su felicidad con el mundo. En la era actual, la forma más rápida y habitual de hacerlo es a través de las redes sociales, lo que ha dado lugar a un fenómeno conocido como shareting.
Sin embargo, internet puede no ser un lugar seguro para los menores, y compartir sus imágenes y sus vídeos supone un riesgo mayor de lo que la mayoría de los padres creen.
¿Qué es el shareting?
El término de shareting surge de la combinación de las palabras anglosajonas “share” (compartir) y “parenting” (paternidad/maternidad). Define esa conducta tan normalizada de que los padres compartan contenido relacionado con sus hijos en internet, especialmente en redes sociales.
Lo que empezó siendo una forma de mostrar con orgullo los logros y experiencias de los hijos, y también de mantener el contacto con familiares y amigos lejanos, se ha convertido en algo mucho más complejo.
Según estudios recientes, para cuando un niño cumple cinco años, sus padres ya han compartido un promedio de 1.500 imágenes suyas en redes sociales. Esto genera una huella digital que va a quedar ahí durante mucho tiempo (puede que para siempre) y que es susceptible de un mal uso.
Motivaciones detrás del shareting
Las razones por las que los padres deciden hacer shareting y así, exponer a los niños en redes sociales son muy variadas:
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Orgullo parental. En un primer momento, las fotos y vídeos se suelen publicar para demostrar el orgullo por ser el papá o mamá del pequeño. Su primer cumpleaños, el primer día de guardería, etc.
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Búsqueda de apoyo. Es común que los progenitores se integren en redes en las que pueden compartir sus experiencias personales sobre la crianza y recibir consejos. En estos casos, es habitual compartir fotos de los niños.
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Identidad digital. Para algunos padres, sus hijos se convierten en una parte central de su identidad digital, de manera que forman parte del contenido habitual que publican.
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Monetización. En algunos casos, los niños acaban teniendo un reconocimiento público y sus padres monetizan de diferentes maneras su presencia en redes sociales.
Implicaciones legales y éticas
Uno de los principales dilemas que plantea la exposición de los menores en internet es la cuestión del consentimiento. Cuando son bebés o niños muy pequeños, estos no pueden autorizar o denegar la publicación de su imagen.
En Francia, la legislación impide a los padres divulgar imágenes de sus hijos si no hay un consentimiento claro. En el caso de España y de la gran mayoría de los países del mundo, no hay una legislación concreta sobre este tema. Lo que se produce es un conflicto entre la protección de los derechos del menor y la libertad de expresión de los padres. Como son estos últimos los que toman la decisión, es común que antepongan esa libertad al derecho a la intimidad de sus hijos. En la mayoría de los casos, sin ser realmente conscientes del daño que puedan causar a largo plazo.
A nivel internacional, tanto UNICEF como el Consejo de Europa han advertido de los riesgos que supone esta práctica, y se están promoviendo campañas de concienciación dirigidas a los padres.
Los riesgos de exponer a los niños en redes sociales
Una vez que una foto se sube a internet, el propietario deja de tener control sobre la misma. Cuando en la instantánea o en el vídeo aparecen menores de edad, los riesgos que existen son:
Exposición de datos personales
Las imágenes pueden aportar información sobre dónde vive el menor, a qué colegio va o cuál es su rutina diaria. Esto puede facilitar la localización física del niño o niña, aumentando el riesgo de que sufra acoso o secuestro.
Mal uso de imágenes
Las fotos y vídeos que se suben pueden ser descargadas, alteradas y utilizadas con fines maliciosos. Podrían ser difundidas en sitios no autorizados, utilizarse para crear perfiles falsos y, en los casos más graves, utilizarse como pornografía infantil digitalizada a través de fotomontajes o deepfakes.
Impacto psicológico y emocional
En internet hay imágenes de niños en todo tipo de situaciones, incluyendo fotos embarazosas, o momentos vulnerables como un berrinche. A medida que van creciendo, muchos niños y adolescentes muestran su malestar al descubrir que aspectos de su vida que deberían haber permanecido en la intimidad han sido difundidos.
Esto puede provocar vergüenza o ansiedad social, así como daño en la autoestima. Especialmente si otros menores utilizan esas imágenes para hacer burla o mofa. Puede surgir, además, una desconfianza hacia los padres.
Por: Mayka
Preguntas frecuentes sobre el shareting
Mi perfil de redes sociales es privado, ¿eso protege a mi hijo?
No del todo. Es cierto que disminuye el riesgo porque se supone que la imagen solo puede ser vista por los contactos, pero siempre se puede hacer una captura de pantalla y difundirla. Además, las plataformas siguen almacenando datos y los pueden usar con fines publicitarios, por lo que el menor no está totalmente protegido.
¿Cómo hacer shareting de forma responsable?
Pide consentimiento a los niños para mostrar su imagen si estos tienen madurez suficiente como para darlo. Evita dar datos personales o ubicaciones exactas; nunca publiques fotos comprometedoras (en el baño, llorando, etc.); y asegúrate de que la imagen solo está disponible para personas de confianza.
En última instancia, antes de hacer la publicación, pregúntate: “¿cómo se sentirá mi hijo al ver esto dentro de 10 años?”.
¿Puedo eliminar la huella digital de mis hijos si ya he compartido su imagen?
Es complicado, pero puedes hacerlo. Empieza eliminando las publicaciones antiguas y pide a otros que borren contenido que tú hayas compartido en sus espacios.
En caso de que alguna de las imágenes haya sido mal utilizada, contacta con la plataforma en cuestión para su eliminación.
¿Qué dice la psicología sobre los efectos de esta práctica?
Para ti como padre o madre refuerza tu orgullo mostrar a tus niños, pero para ellos no es bueno. La sobreexposición puede afectar a su autoestima, a su imagen personal, a su bienestar emocional, e incluso generar una dependencia con respecto a la aprobación externa (likes y comentarios).
No se trata de que ocultes a tus hijos del resto del mundo, pero tampoco caigas en el shareting abusivo. Puedes:
- Compartir imágenes en álbumes o espacios privados y seguros.
- Compartir imágenes del niño o niña en redes sociales, sin que se vea su rostro.
- Escribir sobre la experiencia de ser padre o madre, pero sin mostrar al niño directamente.
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