Una persona dependiente necesita el apoyo de toda la sociedad.
Una persona dependiente puede serlo por muchos motivos: ser discapacitado psíquico, tener una edad avanzada con la consiguiente merma de facultades físicas, sufrir una discapacidad física, ya sea debido a una enfermedad congénita o producida por un accidente. En cualquier caso, la sociedad en su conjunto, y más en concreto, la legislación, debería apoyar a estas personas para que puedan llevar una vida normal.
Qué personas se consideran dependientes
Una persona se considera dependiente si sufre una incapacidad funcional para el normal desarrollo de las actividades básicas que se realizan en el día a día. En otras palabras, son personas que no pueden realizar las actividades cotidianas por sí mismas y precisan de algún tipo de ayuda.
Este tipo de ayuda que necesita la persona dependiente puede ser:
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Ayuda personal: la asistencia de alguien, sea un familiar o un trabajador cualificado para la tarea.
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Ayuda tecnológica o material: sillas de ruedas, articulaciones biomecánicas o, en general, cualquier tecnología que ayude a comunicarse y relacionarse con el entorno.
Según la ley, una persona se considera dependiente si se cumplen los siguientes requisitos:
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Sufrir una limitación psíquica, física o intelectual.
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Dicha limitación impide la realización de las tareas básicas del día a día.
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Requiere, por tanto, la asistencia de otra persona.
Grados de dependencia
Se pueden diferenciar diversos grados de dependencia:
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Moderada. Las personas que la sufren requieren de ayuda intermitente o una vez al día.
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Severa. El dependiente precisa de ayuda varias veces al día, de una manera más o menos continuada.
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Gran dependencia. La persona dependiente necesita ayuda permanentemente; en otras palabras, no puede valerse por sí misma.
En España, la ley que regula esta problemática es la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia de España, más conocida como “ley de dependencia”.
Actividades que marcan una situación de dependencia
Pero, entonces, ¿cuáles son las actividades que se consideran básicas para cualquier persona? Se pueden clasificar en cuatro grupos:
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Cuidado personal: higiene personal, control de las necesidades, poder vestirse, comer y beber.
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Movilidad en el hogar: cambiar la posición del cuerpo, poder levantarse y mantenerse en pie, poder moverse por la casa.
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Tareas domésticas: poder comprar los suministros básicos, poder ocuparse de la comida diaria y la limpieza de la ropa y la casa.
Rasgos de carácter de una persona dependiente
Vivir cada día con dificultades para realizar las tareas más básicas puede afectar la personalidad y el carácter de cualquier persona. Es por ello que algunas personas dependientes muestran algunos rasgos que se deberían tener en cuenta:
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Baja autoestima
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Miedo a permanecer solos mucho tiempo
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Dificultad para tomar decisiones
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Tendencia para sentir celos
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Necesidad continua de aprobación
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Terror a sentirse abandonadas
Cómo ayudar a una persona dependiente
Como se ha comentado más arriba, la principal característica de una persona dependiente es que necesita ayuda para las tareas normales del día a día. Para ello, puede contar con la asistencia de otra persona además de innovaciones tecnológicas y la ayuda de toda la sociedad.
Pero hay un aspecto más complicado dentro de la problemática de la dependencia: qué hacer cuando es la propia persona dependiente la que no quiere realizar las actividades diarias, en la mayoría de los casos debido a una falta de motivación que puede estar provocada por alguna de las siguientes causas:
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Falta de interés
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Baja autoestima
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Miedo al fracaso o al ridículo
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Limitación causada por el cuidador por una sobreprotección
Así, es importante tratar de sacar el máximo potencial de las personas dependientes. Algunas pautas para lograrlo son las siguientes:
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Confiar en la persona dependiente para que aumente su autoestima.
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Potenciar las actividades que sí puede realizar.
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No tratarlas como personas enfermas: son personas especiales ya que requieren de una ayuda o asistencia, pero no sufren una enfermedad como tal.
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No tratar a las personas mayores como si fueran niños.
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Transmitir tranquilidad.
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Tener como objetivos pequeños logros en vez de una actividad compleja y larga.
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Adaptar el entorno. En ocasiones lo único que necesita una persona dependiente para poder realizar una vida normal es una pequeña adaptación de su entorno. Un ejemplo claro y sencillo de esto sería la sustitución de escaleras por rampas para las personas que usan silla de ruedas.
El caso de las enfermedades neuromusculares
Las personas que sufren una enfermedad neuromuscular se convierten, en la mayoría de los casos, en personas dependientes en mayor o menor grado. Las enfermedades neuromusculares pueden tener diferentes orígenes:
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Genéticas y, por tanto, son heredadas
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A causa de una enfermedad autoinmune
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En ocasiones, la causa es desconocida
Algunos ejemplos de estos trastornos neuromusculares son la esclerosis lateral amiotrófica, la distrofia muscular, la miastenia grave o la atrofia muscular espinal.
Este tipo de enfermedades causan una debilidad y atrofia en los músculos. Por otra parte, no tienen cura; solo se pueden retrasar los síntomas y aumentar la movilidad lo máximo posible, aunque no siempre es fácil.
Como vemos, las causas y grados de una dependencia son muy diversos. Por tanto, la sociedad debe poner todo de su parte para facilitar lo más posible la vida a las personas dependientes que padecen este tipo de dificultades. Porque, en cualquier momento, un familiar o un amigo puede empezar a encontrarse en una situación así. O tú mismo.
Fuentes:
- https://es.wikipedia.org/wiki/Dependencia_personal
- https://teleasistencia.es/es/blog/informacion/que-es-una-persona-dependiente
- https://www.youtube.com/watch?v=oNbvQP-wPHs
- https://www.reyardid.org/blog/mayores-rey-ardid/cuando-una-persona-es-dependiente-parte-i/
- https://www.elle.com/es/living/psico/a26800370/como-son-personas-dependientes/