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Diversidad funcional o discapacidad, ¿son lo mismo?

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El lenguaje es algo vivo que va evolucionando a medida que lo hace la sociedad. Por eso, palabras o expresiones que hasta hace unos años estaban bien vistas, hoy en día resultan ofensivas. Eso nos ha llevado a confusiones como la que existe entre diversidad funcional o discapacidad, porque se usan como sinónimos cuando, en realidad, hay diferencias entre ambos términos.

Persona con prótesis en una pierna caminando en un parque deportivo al aire libre, al atardecer. Representa un ejemplo de diversidad funcional o discapacidad motriz.
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Diversidad funcional o discapacidad, su evolución

El debate entre diversidad funcional o discapacidad es uno de los más relevantes en el ámbito de la inclusión social. Comprender las diferencias entre ambos términos es fundamental para utilizar un lenguaje respetuoso y preciso.

Según la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU (2006), la discapacidad es una construcción social que surge cuando el entorno no se adapta a la diversidad humana. Se rompe así la tradicional consideración de la discapacidad, entendida como una deficiencia a nivel físico, sensorial, intelectual o mental.

El término discapacidad es una traducción del inglés “disability”, que se empezó a utilizar tras la Segunda Guerra Mundial para definir la situación en la que se encontraban los ex combatientes que habían quedado con limitaciones físicas o mentales y requerían de rehabilitación o asistencia.

Con anterioridad, la palabra utilizada para definir a estas personas era “minusválido” o “inválido”. Conceptos que dejaron de utilizarse por su connotación negativa, al catalogar a unas personas como menos válidas que otras, por el mero hecho de padecer alguna condición que dificultaba su integración social.

Con el tiempo, también “discapacidad” se empezó a ver como un término negativo, porque implica incapacidad o dependencia.

En los años 70 del siglo pasado, comenzó a imponerse la idea de que no es la condición individual de una persona la que lo incapacita, sino las barreras físicas, sociales y culturales que impone la sociedad. A partir de ese momento, el término discapacidad empezó a sustituirse por la expresión “personas con discapacidad”, que es más inclusiva.

En los últimos años, ha surgido otro término alternativo: diversidad funcional. Este fue acuñado por Javier Romañach Caballero en 2005, durante una reunión del Foro de Vida Independiente. 

El Modelo de Diversidad Funcional actual se aleja de la tradicional concepción binaria de los seres humanos (capacitados y discapacitados), y plantea un modelo en el que todo el mundo tiene cabida, con independencia de sus condiciones personales.

Primer plano de una mano manejando una silla de ruedas, como símbolo respresentativo de la disyuntiva entre diversidad funcional o discapacidad
Diversidad funcional o discapacidad y su efecto en el día a día de las personas.

¿Es lo mismo la diversidad funcional que la discapacidad?

Aunque diversidad funcional o discapacidad se utilizan como sinónimos, no son exactamente lo mismo. La diversidad se refiere a la presencia de diferencias entre las personas, y la discapacidad es un aspecto más de la diversidad.

Dicho de otra manera: los tipos diversidad, como la cultural,  abarcan mucho más que la discapacidad, pero no podría existir dicha diversidad si se obviara la presencia en la sociedad de personas que tienen una discapacidad.

En esta tabla te mostramos las principales diferencias:

Aspecto

Discapacidad

Diversidad funcional

Origen del término

Se creó el siglo pasado y se usa a nivel internacional por organismos como la OMS o la ONU.

Fue creado en 2005 por un activista del Foro de Vida Independiente.

Enfoque

Tiene carácter jurídico y político, ya que busca proteger derechos, combatir la discriminación y obliga a la eliminación de barreras.

Su enfoque es filosófico y cultural. Su objetivo es utilizar un lenguaje positivo que visibilice la diferencia sin etiquetarla como “menos”.

Connotación

Arrastra estigmas históricos ligados a la idea de incapacidad, pero hoy en día se utiliza de forma inclusiva.

Es un término reivindicativo que quiere evitar la noción de carencia y propone ver la diferencia como algo que aporta valor.

Uso actual

Tiene un carácter oficial y reconocido a nivel internacional en leyes y políticas públicas.

Está menos extendido. Se utiliza especialmente en España (lugar de origen del término) y en movimientos sociales y académicos.

Se podría decir que “discapacidad” (preferiblemente “personas con discapacidad”) es el término que se utiliza a nivel internacional de manera oficial, mientras que diversidad funcional es un término alternativo, que se centra esencialmente en resaltar las diferencias entre personas sin darles una carga negativa.

A nivel social, sigue existiendo un amplio debate sobre qué expresión es mejor utilizar. Entidades como el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) prefiere el término “discapacidad” antes que “diversidad funcional”, porque entiende que este último resulta confuso y no describe la realidad del colectivo.

En definitiva, elegir entre diversidad funcional o discapacidad depende del contexto. Mientras que 'discapacidad' mantiene su vigencia en el ámbito legal e institucional, 'diversidad funcional' gana terreno en espacios que buscan un enfoque más positivo e inclusivo.

Grupo de jóvenes caminando por una calle: uno de ellos, con bastón blanco y gafas oscuras, en representación de las dudas entre diversidad funcional o discapacidad visual.
Las personas con diversidad funcional o discapacidad están cada vez más integradas en la sociedad.

Personas especiales o personas con capacidades diferentes

En la lucha por la inclusión se han producido varios intentos de establecer un término que no resulte peyorativo, pero no todos han resultado exitosos.

Hace unos años se intentó dar prioridad a expresiones como “personas especiales” o “personas con capacidades diferentes”, pero no consiguieron reconocimiento por parte de las organizaciones especializadas. Porque se entiende que, en estos casos, se está poniendo de nuevo el foco en la discapacidad y no en la persona en sí misma.

Preguntas frecuentes sobre diversidad funcional o discapacidad

Te damos respuesta a algunas de las dudas más comunes sobre este tema, porque la variedad de términos puede llevar a confusión.

¿Cómo se recomienda hablar de una persona en este contexto?

Con independencia de que el término “discapacidad” sea el usado en el ámbito médico y el legal, al utilizar el lenguaje en el día a día se aconseja decir “persona con discapacidad” o “persona con diversidad funcional”. Así se pone el foco en la persona, y no en que pueda tener alguna limitación a nivel físico o mental.

¿Por qué es tan importante usar el término correcto?

Porque el lenguaje no es neutro, tiene capacidad para influir en la manera en que percibimos y tratamos a las personas. De ahí que, al usar términos inclusivos, sigamos avanzando hacia una sociedad más justa, diversa e igualitaria.

¿Por qué algunas personas con discapacidad rechazan el término “diversidad funcional”?

Porque no tiene reconocimiento a nivel legal ni internacional y, aunque tiene una intención positiva, puede diluir la dimensión política y de derechos que aporta el término discapacidad.

Hay quien considera que hablar solo de “diversidad” invisibiliza las barreras y las discriminaciones reales.

¿Todas las discapacidades son visibles?

Existen las conocidas como “discapacidades invisibles” (enlazar cuando el artículo esté publicado), que no se pueden percibir a simple vista y, sin embargo, implican barreras para la integración y la necesidad de medidas de apoyo.

Diversidad funcional o discapacidad no son exactamente lo mismo, pero son dos caras de la misma moneda. Al final, lo importante es que la sociedad siga avanzando hacia la integración y la igualdad de oportunidades.

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Guía gratuita
¿Cómo es la salud y bienestar de las personas con discapacidad?

Este estudio engloba aspectos del cuidado de la salud con un enfoque holístico, entendiendo que la salud no se compone solamente de una faceta médica o de servicios profesionalizados en el ámbito de la salud, sino que se compone de decisiones y actividades en el ámbito de relaciones personales.

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