Responsabilidad social corporativa: intangibles a largo plazo

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Adrian Cadbury, uno de los padres del gobierno corporativo en su concepción moderna, atribuía al consejo una función esencial: pensar en los intangibles largo plazo

Responsabilidad social corporativa: intangibles a largo plazo
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Laurence Fink, CEO de BlackRock, pedía en abril de 2015 en su carta a los CEO de S&P500 que dejasen de preocuparse por el corto plazo. Aseveraba que cada vez son más necesarias corporaciones que apuesten por robustecer la empresa con intangibles y piensen en el futuro.

En el mismo año, la Harvard Business Review en su Best Performings CEO in the World, incluye un cambio en su metodología (desde su lanzamiento en 2010). No valora exclusivamente criterios de desempeño económico –como había hecho hasta entonces–, sino que incluye como criterios de medición factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Se trata, indudablemente, de una forma de plasmar la preocupación y la exigencia de que las empresas actúen de manera responsable y asegurar su sostenibilidad en el tiempo como criterio de éxito empresarial.

  • La RSC, uno de los intangibles más importantes

  • Crear valores a largo plazo es una ventaja competitiva

  • El retorno de los intangibles es palpable y puede medirse

  • Los directivos, la pieza principal del cambio organizativo

La RSC, uno de los intangibles más importantes

También en febrero de 2015, la Comisión Nacional del Mercado de Valores publicaba sus nuevas recomendaciones de gobierno corporativo para las sociedades cotizadas. Uno de los temas clave estaba referido a la atención expresa de los consejos de administración a las cuestiones relativas a la responsabilidad social corporativa.

Y es que un modelo de negocio sostenible y responsable no depende tanto del tipo de empresa sino del compromiso que ésta tiene con la sociedad. Hablamos más bien de un desafío y de un camino hacia la transformación que nos exige pensar en el largo plazo y en la sostenibilidad en el tiempo de las compañías, precisamente porque no han perdido un concepto básico: identificar y dar respuesta a lo importante, las personas. Las empresas buscan crear actuaciones sociales perdurables en el tiempo, eficientes, que multipliquen el impacto y que conviertan el compromiso social empresarial en oportunidades.

Crear valores a largo plazo es una ventaja competitiva

Redefinir el propósito de la empresa, crear valor de manera responsable y tener significado para los grupos de interés son algunas de las claves de estas actuaciones de las empresas. La única vía para cumplir con estos objetivos es la colaboración: clave de competitividad en las empresas y uno de los activos más relevantes para las organizaciones.

Adrian Cadbury, uno de los padres del gobierno corporativo en su concepción moderna, atribuía al consejo una función esencial: pensar en el largo plazo. Lo que viene a ser asegurarse de que la compañía es gestionada con el objetivo de crear valor sostenido en el tiempo. Cumplir con sus responsabilidades exige prestar la mayor atención a ese 80% del valor de las compañías que no explican los números y que será decisivo en la garantía de excelencia de las organizaciones. La atención a las prácticas de responsabilidad social, cada vez más cercana a la estrategia de la propia compañía empresarial, le permite cumplir con ese objetivo.

El retorno de los intangibles es palpable y puede medirse

Lo social, como una de las dimensiones más exigentes de una empresa, cuenta con una barrera importante, que es hacer tangible su retorno, como sí lo tienen otras áreas funcionales de las compañías. En este sentido, desde SERES hacemos un esfuerzo y anualmente medimos estos indicadores (IV Informe del Impacto Social de las Empresas SERES-Deloitte). Entre las principales conclusiones extraídas del informe, se desprende el alcance de la actividad en materia de RSE de las empresas, con una inversión de más de 712 millones de euros en RSE, favoreciendo a 31,4 millones de personas, de los cuales, 18 millones son beneficiarios directos, un 21% más que en el ejercicio anterior.

Destaca, además, la inversión económica en proyectos desarrollados en España, que este año ha aumentado un 22% con respecto al año anterior, alcanzando los 439 millones de euros; así como el área al que las empresas han orientado sus esfuerzos: de los 8.221 proyectos de RSE emprendidos durante 2016, un 67% está destinado a la cobertura de necesidades sociales.

Los directivos, la pieza principal del cambio organizativo

Pero no conseguiremos transformar ni generar valor si no forma parte de la estrategia de las compañías. Y no habrá estrategia sin la participación de la Alta Dirección. El compromiso de la Alta Dirección puede marcar la diferencia. Por ese motivo, analizamos en colaboración con KPMG la visión de la responsabilidad social corporativa desde el consejo. Sabemos que consolidar la figura del líder como pieza clave en el cambio cultural es necesario, para contagiar su visión responsable al resto de la organización y para ser una empresa más exitosa, de mayor excelencia. Aunque sea una dimensión exigente y difícil de medir, es indispensable contar con un sector privado responsable para favorecer el crecimiento, la productividad y la innovación. Con compañías y directivos capaces de multiplicar el impacto y que conviertan el compromiso social empresarial en oportunidades.

 

Ana Sainz, directora general de la Fundación Seres

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