El éxito de "Campeones" reabre el debate: ¿puede el cine ayudar a crear una sociedad más inclusiva?
¿Pueden contribuir las películas a la integración social? El cine nos hace viajar en el espacio y en el tiempo, imaginar realidades diferentes o imposibles, pero… ¿Realmente se puede crear una sociedad más inclusiva desde el arte? Los últimos premios Goya pusieron ese tema sobre la mesa después de premiar el trabajo de Campeones, la cinta de Javier Fesser que también cosechó un éxito importante en taquilla. Sin embargo, la producción española no ha sido la primera en explorar este campo: en el imaginario colectivo, todos recordamos a un joven Tom Hanks asegurando que «tonto es quien dice tonterías» en Forrest Gump, una impactante película de Robert Zemeckis sobre la vida de una persona con discapacidad intelectual.
Son muchas las películas que nos muestran la crudeza del mundo para aquellos que son «diferentes», ya sea por su raza, etnia o refugiados de guerra, su identidad de género, su orientación sexual, su clase social o la enfermedad, trastorno o discapacidad que padecen e incluso. De entre todas, hemos seleccionado cinco películas —además de las de Fesser y Zemeckis— que nos enseñan la cara más dulce y más amarga de «encontrarse fuera de la norma». Todas ellas nos hablan de discriminación, pero también de superación personal para hacerse ver y oír en una sociedad que invisibiliza lo que no le interesa.
El lenguaje inclusivo es un tema cada vez más presente en la esfera de opinión pública. La aprobación de leyes de igualdad y el aumento de concienciación en materia de feminismo han puesto en tela de juicio el uso del lenguaje: ¿representa realmente la lengua la realidad de su tiempo?
Películas para la inclusión social
Intocable (2011)
Un buen ejemplo de convivencia e inclusión sería la francesa Intocable (2011). En ella, Olivier Nakache y Eric Toledano tratan temas tan complejos como la tetraplejia, la diferencia de clases, el racismo y los prejuicios a través de la relación entre un aristócrata lesionado en un accidente de parapente, Philippe (François Cluzet), y un inmigrante de barrio pobre que se encarga de sus cuidados, Driss (Omar Sy). A pesar de sus diferencias y prejuicios, ambos están destinados a entenderse, como refleja la entrañable y divertida cinta, que se ha convertido en una de las producciones galas más aclamadas de la última década.
Yo soy Sam (2001)
¿Alguna vez te has preguntado cómo vive una persona con discapacidad intelectual la paternidad o la maternidad? La estadounidense Yo soy Sam (2001) abrió este debate y removió conciencias. La película dirigida por Jessie Nelson describe la relación entre Sam Dawson (Sean Penn) y su hija Lucy (Dakota Fanning), y la lucha de ambos por seguir juntos y hacer frente a un Estado que opina que un hombre con discapacidad intelectual no está capacitado para hacerse cargo de la educación de una menor. La banda sonora, basada en la música de los Beatles, sirve de hilo conductor para contar una dura –y realista– historia.
Hijos de un dios menor (1986)
Otra recomendación internacional sería la cinta de Randa Heines, Hijos de un dios menor (1986), que habla de las dificultades a las que se enfrentan tantos los jóvenes con discapacidad auditiva como sus profesores. La cinta, que narra la relación entre los alumnos sordos y su profesor que no tiene problemas de audición, analiza cómo la sordera influye también en los problemas típicos de la adolescencia.
El truco del manco (2008)
El cine nacional español lleva años hablando de inclusión, aunque Campeones la haya vuelto a sacar a la palestra. El truco del manco (2008) refleja la dura realidad de la vida en uno de los barrios más empobrecidos de España. Santiago Zannou nos cuenta la historia de dos chavales con historias diferentes, pero igual de duras: El Cuajo (El Langui), que sufre una parálisis cerebral que afecta a la movilidad de la mitad de su cuerpo, y Adolfo (Ovono Candela), un mulato que se enfrenta al racismo a diario y cuyo padre alcohólico y enfermo le hace la vida imposible. Los dos luchan por hacerse hueco en el mundo de la música a pesar de la discriminación a la que se enfrentan a diario.
El faro de las orcas (2016)
Por último, en El faro de las orcas (2016), Gerardo Olivares narra la relación entre una madre (Maribel Verdú) y su hijo (Joaquín Rapalini), que padece trastorno de espectro autista. En esta cinta, que se ambienta en un viaje a la Patagonia argentina, vemos lo que el protagonista ve y sentimos las mismas sensaciones que él en una introspección total que profundiza en los estigmas que existen sobre el autismo.
Disfruta de estas películas para la inclusión social y nunca dejes de aportar tu granito de arena para conseguir una sociedad sin discriminación.
Raquel Nogueira