Cementerios ecológicos en España: por una eternidad sostenible
La relación con la muerte y con los difuntos va muy ligada a la cultura, las creencias religiosas y filosóficas de cada pueblo, al entendimiento de la vida, nuestro paso por ella y a lo que ocurre una vez esta termina
Hoy en día, nos encontramos en un momento de la historia en que la sostenibilidad y la biodiversidad han tomado un papel muy importante en nuestras vidas. La ciencia se ha convertido en religión para muchos. Y es esa ciencia la que apremia con un cambio hacia el uso del planeta más razonable. Es lógico pensar que, como en el pasado ocurrió con la religión y las tradiciones, esas tendencias sociales y culturales van a influir en un nuevo modo de organizar algunos temas trascendentales, cómo sucede con la muerte. Veamos cómo están ocurriendo estos cambios en España, en concreto cómo se están implementando los cementerios ecológicos.
Cementerios ecológicos en España
Dado que muchas de nuestras raíces religiosas han dado paso a nuevas decisiones basadas en otros factores cómo por ejemplo la ciencia, es importante y necesario pensar en cómo queremos que sean esos espacios actualmente. La evolución del planeta y el aumento de la población mundial nos está llevando a cuestionar desde hace años los procedimientos funerarios y los cementerios tradicionales.
Nadie puede poner en duda que con un promedio de más de 420.000 fallecidos al año en España en el último lustro, el impacto medioambiental del funeral y de toda su gestión es un tema a replantearse si queremos un planeta más limpio y sostenible. Por ejemplo en Canadá, dónde hay registro de los efectos contaminantes de este sector, según él Green Burial Council, se utilizan al año 4.500 litros de líquido químico de embalsamamiento a base de formaldehído, 97 toneladas de acero, 2.000 toneladas de hormigón y más de 17200 metros de madera tropical. Un gran impacto medioambiental a considerar.
Los cementerios ecológicos existen de forma legal desde hace años en países anglosajones como el Reino Unido, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia. Aunque todavía no son la norma, ni en esos países ni en el nuestro, donde todavía son poco habituales. En algunos, cómo EEUU existe un registro donde encontrar el cementerio ecológico más cercano. Incluso Canadá recientemente ha dado un paso más y ha inaugurado su primer bosque dedicado exclusivamente a la plantación de Urnas Bios. Este cementerio ecológico quiere ofrecer una nueva experiencia a aquellos que deseen utilizar una urna biodegradable que los transforma en un árbol en un entorno natural.
La existencia de los cementerios ecológicos está ligada a una legislación que no obligue al entierro inmediato, como sucede en España y que permita más tiempo para planificar la ceremonia. En esos países está culturalmente aceptado que una ceremonia funeraria requiere un tiempo de preparación y no es algo que se pueda organizar en dos días.
En España el primer cementerio ecológico que existe es el Cementerio Comarcal de Roques Blanques. Este cementerio, que ocupa una parcela de 50 hectáreas y está ubicado en un entorno privilegiado en plena Sierra Natural de Collserola, prioriza la protección y mejora del medio ambiente.
Desde 2007 se han impulsado los funerales ecológicos a través de una serie de servicios como el Bosque de la Calma, el Camino del Bosque, el Árbol Familiar o la Fuente del Reposo. Otro de los servicios que ofrece el Cementerio Comarcal de Roques Blanques , son los nichos verdes, concebidos como un jardín vertical modular, con especies aromáticas mediterráneas que cubren los nichos y que incluyen placas de madera con los nombres de los difuntos.
Otras ciudades y pueblos en España han tomado la iniciativa y han creado Jardines del Reposo dentro de sus cementerios donde poder depositar las cenizas de los difuntos de forma controlada y sin dañar el entorno. Como el cementerio de Puente Genil en Albacete o el Cementerio de Les Pruelles de Sitges. Queda camino por recorrer y debemos trabajar entre todos para que cada vez los cementerios ecológicos sean más la norma que la excepción en nuestro país. Los cementerios verdes ofrecen muchas ventajas al planeta y al individuo.
¿Qué podemos hacer mejor?
Por un lado existe la necesidad de gestionar mejor nuestros recursos y espacios naturales, creando espacios de vida más saludables, reorganizando de forma sostenible la vida en las ciudades. Repensar cómo gestionamos la muerte es parte de ese proyecto, dado que muchos servicios funerarios forman parte de las ciudades y sus áreas metropolitanas (tanatorios, crematorios y cementerios).
La crisis sanitaria del COVID-19 ha planteado muchas cuestiones al respecto. La existencia de crematorios no ecológicos cerca de núcleos urbanos y la toxicidad que estos representan es una de ellas. La falta de espacio y la incapacidad de ofrecer los servicios tradicionales es otra. De la misma forma parece un sin sentido seguir construyendo nuevos cementerios de cemento alrededor de las ciudades.
Por otro lado, está nuestra propia visión y experiencia de la muerte. Quizás es más reconfortante pensar que un día volveremos a la naturaleza, bien en las olas del mar o en la tierra de un bosque frondoso. O que gracias a las urnas de semillas biodegradables, de nuestra energía, que nunca se destruye sino que se transforma, puede surgir vida otra vez. Un árbol que dará frutos, frutos que darán una semilla, una semilla que hará otro árbol, como si nuestra energía nunca se fuera del todo.
Imaginemos el próximo 1 de noviembre y que en lugar de caminar por un largo y gris pasillo de altos muros, paseamos por un bosque de hermosas encinas, la luz del sol filtrándose entre las hojas e iluminándolo todo. Se escucha a los pájaros cantar revoloteando aquí y allá, un alegre sonido de agua circula en algún riachuelo cercano. Pequeñas flores de colores decoran el manto verde y marrón del suelo.
Para que ello ocurra, debemos tomar conciencia hoy. Podemos contribuir a que los cementerios ecológicos sean lo habitual en nuestro país si optamos por servicios funerarios o seguros de decesos responsables con el planeta.