Es cierto. Me lo dijo. “Esa maleta pesa más de 10 kilos”. Así es la manera que tenemos los hombres de organizar las cosas. Garrafa de 8 litros de agua en un brazo. La maleta en el otro. “Esto pesa 9 como mucho”.

En la maleta hay una cámara de fotos con la que no haré ni una sola foto. Cuatro libros que nunca leeré. Un kit de submarinismo para principiantes cuando me dan miedo las profundidades y un sinfín de cosas que veo tan útiles antes de partir pero que, durante las vacaciones, ni siquiera sacaré de la maleta. Resultado: 14 kilos en mi equipaje y unas vacaciones que ahora son 100 € más caras. “Te lo dije”. Sí. Lo cierto es que me lo dijo.

El destino, el hotel, las excursiones, los restaurantes donde vamos a comer. Tenemos que tomar más decisiones conjuntas en una sola semana que en las 51 restantes del año. Menos en el seguro.

Porque en nuestra póliza de decesos resulta que tenemos una cobertura en viaje por si nos pasa alguna cosa. Y es de agradecer, porque la torre de decisiones está ya en un equilibrio tan frágil que tomar una más podría ser sinónimo de irse todo al garete.

Hacemos un checklist.

• ¿Qué tengo que hacer para activarla? Nada, está incluida en tu seguro de decesos y te protege todo el año. 

• ¿Me cubre gastos médicos en el extranjero? Me cubre gastos médicos en el extranjero, hasta 18.000€.

• ¿Cubre todos los días que estaremos de viaje? 90 días. La verdad es que con 20 nos sobra.

• ¿Nos dan dinero si tenemos que prolongar la estancia en el extranjero por enfermedad o accidente? 150€ al día con un máximo de 1.500€.

• ¿Acompañamiento en caso de fallecimiento? Cobertura en el extranjero y en España a partir del límite provincial de la residencia habitual del asegurado.

Leer esto nos ha puesto un poco sensibles. Además, 500€ de gastos odontológicos de urgencia en el extranjero.

En fin. Organizar las vacaciones es una tarea durísima que, sin duda, pone a prueba hasta las relaciones más sólidas. Pero una cosa tenemos clara: nunca será por nuestro seguro.